A la hora de hablar de crecimiento económico en el país, uno de los focos de análisis se centra siempre en el desempeño de Bogotá, no solo porque es la capital, sino porque junto a ciudades como Medellín, Cali y Bucaramanga, constituyen más del 50% del PIB y los principales dinamizadores de temas como el empleo, generación de empresas, recaudo tributario e impulso a la reactivación económica.
Con ocho millones de habitantes, Bogotá es parte fundamental de lo que pasa en Colombia y uno de los territorios que recibe la mayoría de personas que salen de sus territorios en busca de mejores opciones de vida. Actualmente, atraviesa por un período de lento crecimiento, ya que no fue ajena a la amenaza de recesión que sacudió a la Nación el año pasado y la desaceleración y el poco espacio para endeudarse; son dos retos vigentes de las autoridades económicas en este momento.
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Dos informes sobre el Producto Interno Bruto y el estado de la pobreza y el empleo en la capital del país, revelados esta semana, pusieron en evidencia que poco a poco la economía bogotana viene mejorando, superando incluso la recesión técnica que vivió en los primeros dos trimestres del 2023, todavía hay grandes retos en materia de pobreza y reducción de la informalidad laboral.
Un crecimiento insuficiente
En primer lugar está el informe de crecimiento económico presentado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane) para el primer trimestre del 2024, en el que se aprecia que la variación anual del PIB para Bogotá arrancando el año fue de apenas 0,9%; con lo cual volvió a quedar cerca del escenario de estancamiento.
Si se compara este dato con el 3,2% del mismo período de 2023 y el 10,6% alcanzado en 2022, queda claro que el ritmo económico en la ciudad se mantiene a la baja, aunque se debe destacar que nuevamente se le hizo el quite a la recesión y se completan dos períodos en verde, luego de los seis meses con datos negativos observados en el segundo y tercer trimestre del año pasado.
Los datos del Dane muestran que en este lapso reportado, los sectores de administración pública y defensa; especialmente desde los subsectores de planes de seguridad social de afiliación obligatoria; educación y actividades de atención de la salud humana y de servicios sociales; fueron los mayores jalonado de este crecimiento, tras repuntar un 4,4% y aportar 0,7 puntos porcentuales a la variación anual.
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En este listado de sectores positivos aparece la construcción, que crece 23,1% y contribuye 0,6 puntos porcentuales al dato ya mencionado; así como actividades artísticas, de entretenimiento y recreación y otras actividades de servicios; que repuntaron un 6,2% y aportó 0,4 puntos porcentuales a la variación anual).
No obstante, también hay que decir que dentro de los números en rojo se aprecian sectores importantes para la economía como la industria (-4,6%), actividades financieras y de seguros (-3,2%) e información y comunicaciones (-1,1%); así como el comercio, que en esta oportunidad aparece con una variación del -0,8% y acentúa el retroceso de la economía bogotana desde este frente.
Retos en pobreza
Al reporte del Dane se sumó el informe ‘Bogotá, ¿cómo vamos en pobreza y empleo?’, entregado por la Universidad del Rosario, donde se revisaron los estados de estos dos temas durante el 2023, encontrando que si bien hay mejoras, todavía las cifras de pobreza son demasiado altas y exigen nuevos desafíos por parte de las autoridades.
“La pobreza monetaria, que determina lo que requiere una persona mínimamente para vivir al mes en Bogotá, continúa reduciéndose, pasando del 28,1% de personas al 23,7% entre 2022 y 2023. A pesar de esta reducción, persisten retos para superar la pobreza entre las personas migrantes (46,5%), mujeres (24,5%) y jóvenes (24,1%)”, dice el informe.
Esta investigación agrega que “la pobreza extrema también sigue reduciéndose, pasando del 8,1% personas que no accedieron a una canasta básica de alimentos al 5,53% entre 2022 y 2023. Sin embargo, las personas migrantes (15%), seguidas de las personas pertenecientes a algún grupo étnico (10%) presentan mayor pobreza que el promedio de Bogotá”.
En esto hay que destacar que la desigualdad disminuyó por segundo año consecutivo, cerrando 2023 con un índice de Gini de 0,530; este índice se mide en una escala de 0 a 1, siendo 0 el nivel que constituye la distribución igualitaria. Aunque Bogotá sigue siendo la ciudad con el índice más alto del país, la tendencia indica que alcanzaría la meta de reducirlo a 0,49 para 2030, cumpliendo así con los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por el Conpes 3918 de 2018.
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Andrés García, decano (e) de la Facultad de Economía de la Universidad del Rosario, afirma que “para la reducción de la pobreza multidimensional en Bogotá hay que plantear acciones enfocadas en el acceso al empleo, ya que la dimensión del trabajo, conformada por indicadores de trabajo informal y desempleo de larga duración, son los que más han pesado y contribuido en los últimos años”.
Informalidad laboral
En lo que respecta a la informalidad laboral, el informe de la Universidad del Rosario advierte que luego de la pandemia del Covid 19, Bogotá ha logrado avanzar en su recuperación económica y que los buenos resultados de la ciudad se reflejan principalmente en la reducción de los niveles de pobreza, desigualdad, desempleo e informalidad.
Sin embargo, agrega que a pesar de los avances, “la actual alcaldía debe continuar trabajando para que la ciudad se consolide como una economía diversa e inclusiva, dado que algunas poblaciones como las mujeres, jóvenes, personas mayores, migrantes y personas con autorreconocimiento étnico continúan enfrentando barreras para acceder y permanecer en un empleo formal”.
En 2023, 6 de cada 10 personas mayores de 15 años se encontraban ocupadas, es decir tenían una tasa de ocupación del 62,3%. Aunque la ciudad presentó mejores resultados que el promedio nacional, donde la tasa de ocupación fue del 57,6%, es crucial que más personas ingresen al mercado laboral, y que lo hagan mediante empleos de calidad que aseguren ingresos estables.
“A nivel poblacional, tanto el sector público como privado están llamados a seguir promoviendo la inclusión equitativa de todas las poblaciones al mercado laboral de la ciudad. Si bien la informalidad laboral alcanzó su mínimo histórico en 2023 (32,1%), aún persisten las barreras para que las personas migrantes (70,5%), los y las mayores de 55 años (48,5%) y los y las jóvenes (34,2%) se conecten con empleos formales”, concluyeron.
Por último, estos académicos señalaron que es necesario prestar atención al fenómeno migrante y su influencia en la ciudad, ya que gran parte de la población que hace parte de la informalidad, son ciudadanos de otros países, principalmente de Venezuela, lo cual deja claro que es necesario trabajar en una política de inclusión y capacitación de habilidades para estas personas.