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Edwin Valencia otro aspirante huilense a ocupar la presidencia de la Federación Nacional de Cafeteros.

Edwin Valencia otro aspirante huilense a ocupar la presidencia de la Federación Nacional de Cafeteros.

El sector cafetero es uno de los más importantes en la economía nacional. Las familias de 15 departamentos se dedican a producir y a exportar este grano para contribuir al desarrollo de la regiones. Como es el caso de Edwin Valencia Rodríguez, que viene de una familia cafetera, y actualmente aspira llegar a la Federación Nacional de Cafeteros.

A la gerencia general de la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), anhela llegar Edwin Valencia Rodríguez, un huilense, oriundo del municipio de La Plata, occidente del Huila, quien toda la vida ha estado ligado al sector cafetero. Pertenece a la segunda generación, es hijo de un personaje muy reconocido en temas de café, Albertano Valencia Falla, una de las grandes personas que ha ayudado a construir el sector cafetero y que ha estado presente en todos los procesos, se ha mantenido con decencia plenitud y cuenta con una imagen de negocios respetable.

Estudió la primaria en La Plata, llegó a Neiva a estudiar el bachillerato en el colegio Salesiano, partió al municipio de Elías, sur del departamento, para continuar sus estudios en el colegio San Luis Gonzaga, para finalmente graduarse en el Colombo Inglés de Neiva. Prestó servicio militar en el Batallón Tenerife.

Luego, se radicó en Bogotá donde entró a estudiar Finanzas y Relaciones Internacionales en la Universidad San Martín, en séptimo u octavo semestre en 2001, ocurrió el recordado hecho en el edificio Miraflores de Neiva donde secuestran a su padre, y se hace cargo del negocio familiar.

Ahí comienza el gran reto cafetero. “Yo pensaba que sabía del negocio del café, pero cuando secuestraron a mi padre, y estuve al frente de la empresa, fue un reto muy importante. Me dediqué, me esforcé, avancé y entendí más del negocio”, fue una gran experiencia que lo marcó.

Después de un año, cuando su padre regresó del secuestro, retomó las operaciones y automáticamente, Edwin retomó sus estudios. “Me enamoré más del negocio. Encaminé todo en torno al café. Y posteriormente, logramos tener licencia de exportación. Y empezó otro capítulo a nivel internacional de conseguir clientes”, manifiesta, “Aprendí de un hombre valioso, que tiene tacto con la gente, que sabe hablarle, y llegarle al productor, al cafetero. En las vacaciones de colegio, miraba el proceso del café”.

Actualmente es casado, tiene dos hijos y es orgulloso de decir que fue la primera persona en exportar un contenedor consolidado de café a Estados Unidos, pues vivía en este país. Regresó a Colombia por cuestiones personales, trabajó con el empresario huilense Jesús Oviedo Pérez y considera que fue una experiencia valiosa. Hicieron un recorrido por varios países.

Estando en Brasil abriendo empresas nuevas, se regresó a Colombia debido a un tema de salud de su esposa y afrontaron tiempos difíciles. Trabajó en Bogotá, y con Procolombia, ayudó expandir el marcado a Brasil, “Todas las oficinas principales, para América, se manejan desde Brasil”, logró entablar una amistad con personas muy importantes, tiene una gran visión global, pero sobre todo un don de gente, fue una de las personas que le abrió el camino a Juan Valdés para entrar a Brasil.

Es una persona que ha estado en el gremio, ha estado presente en las diferentes situaciones que sortean las familias cafeteras, entiende y conoce las necesidades de las mismas. Ve con buenos ojos la vinculación directa con el Gobierno Nacional, que es el aliado principal estratégico. Y aunque la empresa ha durado muchos años, aún puede lograr más objetivos.

“Esta gerencia sería la del centenario, con la proyección y modernización de ciertos procesos para darles continuidad a los temas. La caficultura en Colombia debe hacer un cambio de mentalidad en la gente, para que puedan seguir trabajando e implementando nuevas tecnologías.

Acota que debe continuar la diplomacia comercial, mirar la globalización desde ese punto de vista, actuar desde la lógica y la institucionalidad. “A veces queremos hacer muchas cosas, pero no todo se puede hacer. Hay que hacer mesas de trabajo consensuadas, con el gremio, el Gobierno, los mercados. Hay unas reglas y hay que seguirlas. Trabajar en propuestas programáticas”, afirma.

En cuanto al tema de la reforma agraria que se adelanta por parte del Gobierno Nacional, cree que el ejemplo que puede dar Colombia al mundo es único. “A veces queremos conseguir modelos de afuera y no vemos lo que tenemos. Para mi es importante en el sentido de poder entender cómo estamos, qué tenemos y cómo lo podemos potencializar. El café es un producto escaso, con alta demanda, una gran ventaja competitiva al hablar de comercio. El Gobierno y gremio tienen que estar alineados para tomar entre ambos las decisiones”.

Asegura que el valor agregado influye mucho, “algo que me ha quedado en la vida comercial es el precio de las cosas y lo que el otro está dispuesto a pagar, depende de la forma en cómo nos estamos vendiendo. El café es una mina de oro, debemos aprovechar esa ventaja”. Este cargo tiene una connotación y relevancia a nivel internacional. Y la invitación es que vamos a construir país porque nos estamos vendiendo al mundo”, concluye.

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Written by jucebo

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