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El barrio de los trabajadores que progresaron

El barrio de los trabajadores que progresaron

Liliana Cardona Marín

Transcurría el año 1982, cuando en una reunión del sindicato de trabajadores Sinaltrainal de la fábrica La Rosa ubicada en Dosquebradas, los trabajadores decidieron adquirir un terreno para construir una urbanización y entregar las casas completas.

 

El tiempo pasó y el proyecto de construir no se pudo llevar a feliz término tras la muerte de uno de los directivos del Sindicato, pero el terreno ya estaba adquirido, entonces decidieron lotear la tierra para entregarles a cada uno de los afiliados y así fue. Mediante sorteo por balotas cada uno fue metiendo la mano en la bolsa y fue la suerte la que determinó la ubicación de cada familia.

 

Uno de los fundadores del barrio El Progreso, es Mario Cifuentes, el esposo de una de las maquinistas de La Rosa. El lote que les tocó fue el último de la esquina frente a lo que ahora es Quintas de Jardín Colonial y antes solo era una laguna con potreros, lo recuerda bien, porque su única hija se bañaba en ese charco, cuando recién empezaron a construir la casa.

 

 

Cada trabajador entregó a cambio del lote $165.000 y después de entregar ese ‘platal’ para el momento, cada uno con calma fue poniendo cimientos, ladrillos, puerta y ventanas. Eso era lo importante, embellecer cada casa y tenerlas como están ahora, ha tomado casi 40 años. Una de las primeras tiendas del sector fue también la de don Mario y recuerda con particularidad: “Nosotros fuimos los del primer teléfono, como aquí no había pares pues yo traje dos desde Los Molinos, me costaron $50 mil y después al que se antojaba de tener teléfono le vendía, por ejemplo a Ramiro Velásquez. La llamada la vendía a $100 pesos”.

 

Mario Cifuentes

 

También se organizaron para coger a los ladrones que robaban en las nacientes construcciones y después de darles una pela, se los entregaban a la policía. La vía por la que ahora salen tampoco existía, les tocaba por Los Molinos, entonces por medio de la Junta de Acción Comunal hicieron abrir el espacio que ahora tienen y poco a poco solicitaron la entrada de las rutas urbanas.

 

Según el señor Cifuentes, con la canalización de la quebrada Cañaveral, no les fue tan bien, porque les cobraron $150 mil a cada familia por anticipado, pero la administración municipal de ese entonces se quedó con la plata y no hizo nada.

 

Sonia María Bedoya

 

Sonia María Bedoya también es fundadora de El Progreso y recuerda: “Trabajé para La Rosa 35 años, como empacadora de galletería y tengo mi casa hace 33”, doña Sonia trabajó como la mayoría de colombianos en turnos de ocho horas y después de trabajar llegaba al lote con el trabajador que le hizo los cimientos y las paredes, lo siguiente fue poner el agua y la luz.

 

La mayoría de propietarios originales ya vendieron y nos pocos como don Aldemar, don Ardillo, doña Diosa, doña Amparo Saavedra, don Wilder Ramos, doña Rubiela Villanueva y doña Carmen Serna, risaraldenses que con tesón construyeron la historia del municipio industrial.

 

Los problemas de El Progreso

Entre la avenida que de El progreso sale a Molivento y la avenida tradicional existe un sendero, el que originalmente estaba concebido como ecológico y don Mario Cifuentes le sembró guaduilla para evitar que las personas arrojen basuras a un pequeño cuerpo de agua que procede del mismo lugar donde estuvo el charco de antaño. Pero ni el sembrado impide la indisciplina social, porque abren las ramas y tiran las basuras sin discriminación. Una verdadera lástima, porque en el lugar se pueden avistar especies de fauna nativa, como guatines y aves exóticas, otras especies menos agradables comentan los vecinos se están entrando a las casas a raíz de las basuras.

 

La imagen habla por sí sola, así es al lado del sendero peatonal y ecológico.

 

Como si fuera poco los escasos vecinos que recogen los excrementos de las mascotas, por una razón inexplicable cuelgan las bolsas de las púas que supuestamente protege la guaduilla. Esto sumado a que se convirtió en lugar para el consumo de drogas a altas horas de la noche.

 

Lo que dicen los vecinos

María de los Ángeles Riaño

“Ahorita estamos preocupados por todo ese basurero que nos tiran ahí y como yo vivo ahí al frente, la tierra se está desmoronando, toda esa basura va a represar la cañadita. El peso de la basura ya está tumbando el árbol y se va a ir contra la casa”.

 

Euximio Hidalgo

“Llevamos como cinco o seis años con este basurero. El carro pasa pero a la gente se le hace más fácil botar aquí. Hemos sabido de raponazos también por aquí”.

 

Yolanda Patiño

“La inseguridad tan berrionda, acá cada ratico atracan. A mi nieta un día antes de las elecciones le pusieron un cuchillo en la cara y le robaron el bolso con la platica. Esto antes era muy sano, pero desde la Pandemia se puso mal”.

Entrada al sendero que comunica con la avenida.

 

 

 

 

 

 

 

 

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Written by jucebo

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