Aunque la percepción de seguridad en la ciudad alcanza un 85%, según la encuesta Pereira Cómo Vamos, la creciente presencia de habitantes de calle y los riesgos asociados al consumo de estupefacientes han generado un debate sobre cómo abordar esta problemática de manera efectiva y humana.
La presencia de estas personas es evidente en varios puntos de la ciudad, desde parques hasta zonas comerciales, lo que ha provocado incomodidad en comerciantes y residentes, transformando estas áreas en focos de inseguridad.
La Secretaría de Desarrollo Social de Pereira estima que actualmente hay aproximadamente 300 habitantes de calle activos en la ciudad, aunque entre 2020 y 2024 se caracterizaron más de 1.400. Un factor que exacerba la situación es el flujo de personas provenientes de otras ciudades, ya que Pereira, gracias a su cultura solidaria, se convierte en un destino para quienes buscan ayuda o simplemente un lugar donde sobrevivir.
Acciones y desafíos
La titular del despacho social, Martha Alzate, argumentó que desde esta dependencia se trabaja con dos albergues: uno urbano, donde las personas en situación de calle pueden dar el primer paso hacia la resignificación de sus vidas, y uno rural, destinado a quienes ya están avanzados en su proceso de recuperación.
“Ambos albergues tienen capacidad para atender a 200 personas en total. Allí, los usuarios reciben atención integral que incluye alimentación, higiene personal, alojamiento y acompañamiento psicológico y social. El enfoque es absolutamente voluntario, pues la legislación colombiana considera la vida en la calle como un estilo de vida. Por ello, no se puede obligar a nadie a iniciar un proceso de rehabilitación”, expresó la funcionaria.
La Alcaldía realiza recorridos constantes para invitar a estas personas a los albergues y ofrecerles la posibilidad de una nueva oportunidad. Sin embargo, según Alzate, uno de los mayores desafíos es romper con la costumbre de dar limosna, ya que esto perpetúa la estadía de muchas personas en la calle.
Impacto en la comunidad y el comercio
La percepción de inseguridad relacionada con la presencia de habitantes de calle y el consumo de drogas afecta directamente a los comerciantes y a los ciudadanos. Luis Gómez Castaño, líder social de Pereira Segura, señala que el aumento en el número de habitantes de calle ha sido notable, alcanzando un 60% más en comparación con el año anterior. Esta situación no solo afecta la imagen de la ciudad, sino también la experiencia de los visitantes y transeúntes.
“Hoy la ciudad está siendo sometida a prácticas de consumo en cada esquina. Los transeúntes y turistas se llevan una imagen muy diferente de lo que Pereira solía ser. A pesar de que los comerciantes han implementado campañas ‘cero limosna’ y han fortalecido su colaboración con la Policía Metropolitana para monitorear puntos críticos, aseguran que las herramientas y el personal policial son insuficientes para abordar el problema de manera integral”, afirmó el líder social.
Factores sociales y económicos
Por su parte, la secretaria de Desarrollo Social explica que este fenómeno de habitantes de calle es complejo y multifacético. No todas las personas en esta situación son consumidoras de sustancias psicoactivas.
“Muchas personas que están en condición de calle simplemente carecen de recursos para acceder a una vivienda digna. También se incluyen migrantes, trabajadoras sexuales y vendedores ambulantes en riesgo de caer en la calle. Esta diversidad demanda estrategias diferenciadas, pues no todos requieren el mismo tipo de atención”, agregó la funcionaria.
Adicionalmente, Pereira enfrenta un desafío con el Plan Retorno, que busca devolver a las personas en situación de calle a sus ciudades de origen. Aunque el año pasado se lograron más de 140 retornos exitosos, aún falta fortalecer este programa y ampliar su alcance.
La percepción ciudadana
De acuerdo con la encuesta Pereira Cómo Vamos, el 45% de los ciudadanos considera que los problemas de seguridad más graves están relacionados con el tráfico y consumo de drogas. A pesar de los esfuerzos de la Alcaldía de Pereira y la Policía Metropolitana, persiste una sensación de desprotección, especialmente en áreas cercanas a instituciones educativas y espacios públicos.
Los ciudadanos también exigen mayores esfuerzos en políticas públicas que aborden de raíz las causas estructurales de esta problemática, como la pobreza, el desempleo y la falta de acceso a servicios de salud mental.
Pereira tiene una oportunidad de liderar con innovación y humanidad la atención a esta problemática. Si bien el camino es largo, un enfoque integral y colaborativo puede marcar la diferencia en la vida de cientos de personas y en la percepción de seguridad de toda la ciudadanía.
El albergue
El modelo para la atención y rehabilitación de habitantes de calle está basado en tres pilares: tejido institucional, comunitario y prevención. Este modelo cuenta con un albergue operativo las 24 horas que ofrece alojamiento temporal, alimentación balanceada, atención en salud física y mental, programas de rehabilitación y reinserción social, actividades culturales, cedulación y restablecimiento de derechos. Tanto el albergue rural como el urbano tienen capacidad para la atención de 100 personas y operan bajo un pacto de convivencia para garantizar la estabilidad del entorno. El modelo fomenta prácticas restaurativas y aborda las causas estructurales de la falta de vivienda, promoviendo la inclusión social a través de redes comunitarias y políticas públicas.
