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El desplazamiento que vivieron por años familias en el interior del país, hizo que muchos encontraran refugio en distintas zonas del Caribe, entre ellas la Sierra Nevada de Santa Marta. Ese fue el caso de la familia Martínez Ramírez que hace más de 70 años llegaron hasta la Sierra Nevada de Santa Marta, en el corregimiento de Palmor, municipio de Ciénaga y hoy hacen parte de la gran familia cafetera de esa zona del país.
En esa población del departamento don Luis Martínez y Lola Ramírez, campesinos del Tolima, compartieron con los pueblos kogui, el amor por la tierra, por lo que pronto se convirtieron en una gran familia cafetera que hoy 70 años después es dirigida por su yerno Carlos Garzón y una de sus 18 hijos, María Martínez.
La familia ha sabido unir a los descendientes de los Martínez Ramírez, quienes con empeño y el trabajo de la tierra, conformaron el emprendimiento ‘Café que une a la Familia’, que comercializa productos derivados del café en Santa Marta y Ciénaga.
Por otro lado, Carlos Garzón, un militar retirado, 21 años de servicio decidió regresar a su tierra, vio el café de la finca familiar y pensó en convertirlo en una marca propia. Recordó que sus abuelos son herederos de por lo menos 5 generaciones que vivían del campo y en espacial del café. Pero su historia también está llena de un inmenso agradecimiento al pueblo kogui, “que me salvó de haber sido capturado y secuestrado por un grupo armado, por ese agradecimiento inmenso, trabajo por esas familias de la Sierra Nevada de Santa Marta”.
CAFÉ QUE UNE A LA FAMILIA
Se trata de un particular emprendimiento realizado con café cultivado en la Sierra Nevada de Santa Marta, por comunidades indígenas.
Esta apuesta nació en la pandemia, en la que se pensó en un emprendimiento para ayudar a los indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta.
Por la compra del café en el emprendimiento de la familia, Carlos Garzón asegura que con la compra del café, se está ayudando a levantar el emprendimiento, pero también a comprar medicinas, comida, telas, ropa, y medicamentos para la comunidad indígena de la Sierra Nevada de Santa Marta.
A bordo de una bicicleta a la que le fue instalado un molino, en su casa en el sector de Ciudad del Sol, el mayor Garzón hace el café para sus invitados y cuenta la historia de su familia.
El espacio es un lugar adornado con una sombra envidiable en medio del canicular sol, y con la bicicleta en la que muele el café y se prepara un delicioso tinto.
“El café, para los distintos pueblos indígenas de la Sierra, es una promesa de vida, un gesto por congraciarnos con la tierra y retornarle su calidez”, mencionó.
EL MEJOR CAFÉ
En la Sierra Nevada de Santa Marta las condiciones climáticas solo permiten que se dé una cosecha de café al año, que por lo general va de los meses de octubre a enero. Algunos de estos factores son la radiación solar que es alta en el Caribe Colombiano y una temporada seca importante.
Esto ha llevado a que las plantaciones de café en la Sierra Nevada se hagan bajo la sombra de árboles nativos, un sistema de siembra que es ejemplo en Colombia. Los árboles no solo reducen la radiación solar, sino que también brindan un aporte nutricional para el cultivo. Esta cobertura vegetal es de suma importancia para muchas de las plantaciones de café orgánico que también se siembran en la Sierra Nevada.
“El Magdalena tienen una cualidad especial porque es el único en el mundo que se da, entre los picos de la Sierra y el mar, es una riqueza muy grande. Las plantas crecen en alturas entre los 800 y los 1.600 metros sobre el nivel del mar y son cultivadas por familias indígenas y campesinas que no utilizan insumos químicos”, dijo el mayor Carlos Garzón.
CIFRAS SOBRE EL CULTIVO DE CAFÉ
Algunas cifras de la Federación Nacional de Cafeteros sobre los cultivos de café en la Sierra Nevada de Santa Marta:
Familias productoras de café: 4.194
Hectáreas cultivadas con café en la Sierra Nevada: 17.917
Fincas cafeteras: 5.178
El sector rural de Ciénaga es el mayor productor de café en el Magdalena, con un promedio de 168.904 sacos (de 60 kg) de café pergamino seco.
En 2019 se produjeron alrededor de 781 toneladas de café en la Sierra Nevada y los países a donde más se exportó fueron Francia, Estados Unidos, Japón, Corea y los Países Bajos.
En la Sierra Nevada se siembra café, y no cualquiera. Allí, a la ladera de la montaña, sobre los 1.700 msnm, se cultiva nuestra historia: crece arada por guías ancestrales entre arbustos de yuca, algodón y fríjol; cobijadas por las matas de plátano, guineo y malanga. Tras arribar a mediados de 1741 a la zona, el café encontró su casa en las manos de campesinos e indígenas arhuacos, koguis, wiwas y kankuamos. Su aroma impregnó las ramas del resto de los árboles; mientras la brisa salina saludaba los primeros frutos que manaban de la tierra.
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