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Los familiares encontraron en la mañana de este jueves el cuerpo del niño Neyker Livingston, quien había sido reportado como desaparecido desde la noche del domingo en la isla de Providencia. La familia asegura que el menor fue asesinado.
“Su cuerpo fue hallado en la cisterna de la casa. Esa cisterna ya había sido revisada por la policía y también por mi sobrino (el padre del niño). Lo que apunta a que el niño lo mataron y lo pusieron después allí”, confirmó Luz Marina Livingston, tía del niño.
La noche del pasado domingo parecía ser una noche tranquila en la familia Livingston, en la isla Providencia. Tras un día de juegos, el niño Neyker Livingston, de 10 años de edad, se despidió de su abuela Gloria McNish Hugson y se fue a dormir.
Como cada noche, Neyker dejó la luz encendida de su cuarto para conciliar el sueño. De esta forma lograba exorcizar los fantasmas que rondan por su cabeza después de las conversaciones infantiles con sus amigos de la isla. Antes de dormir, su abuela Gloria le dio instrucciones para el día siguiente.
“Como ella tenía que salir al otro día a hacer unas diligencias, le dijo que todo quedaba listo. Le explicó que el jugo quedaba hecho, que quedaba con el celular cargado por si necesitaba hablarle y que quedaba la ropa y la camisa ordenados para ponérselas después del baño”, relató su tía Luz Marina Livingston.
Al día siguiente, y con las primeras luces del amanecer, uno de los obreros que trabaja en la reconstrucción de la Isla de Providencia tras el paso devastador del huracán Iota, fue hasta la vivienda de la mujer por los alimentos que ella les prepara. En ese momento ella fue hasta la habitación del pequeño Neyker para despertarlo, pero su niño no estaba en la cama.
Ante la ausencia de Neyker, su abuela dio aviso a sus familiares. Lo más extraño es que en el cuarto todo estaba intacto, tal cual lo había dejado ordenado en la noche anterior la abuela del niño. Los zapatos y la camisa estaban en la mesa de noche, unos al lado de la otra, y el cuarto estaba en perfecto orden, tal como lo mantenía Neyker.
No había signo de violencia o de que alguien hubiera estado en el sitio y haber revolcado todo en su afán por llevarse al niño. Sin embargo, la familia del niño Neyker cree que alguien se lo llevó por la ventana.
“Cuando la abuela se dio cuenta de que él no estaba, miró la puerta principal y estaba trancada por dentro. En la casa todo estaba en perfecto orden. Creemos que alguien se lo llevó por la ventana, y era alguien que mi sobrino conocía porque él no salía con nadie extraño, no se iba sin permiso. Además, no era capaz de salir por la noche por el temor a la oscuridad y tampoco era capaz de saltar una ventana de dos metros de altura”, dice Luz Marina.
Desde ese instante toda la familia, y la isla entera en solidaridad, se volcó en la búsqueda de Neyker. Lo buscaron en la casa de los amiguitos, pese a que, dice su familia, no era un niño de salir sin permiso. En los sitios de juego, aunque estos espacios se reducen solo a la cancha y los alrededores, pues Neyker era un aficionado al fútbol.
“Lo único que creemos es que se lo llevaron, y la persona que lo hizo conocía muy bien la casa, porque el cuarto del niño es el del fondo y hasta allá llegó sin hacer ruido ni levantar sospechas”.
El padre de Neyker es un joven que trabaja picando piedra para venderle a los constructores encargados de la reconstrucción de Providencia. Cuando fue indagado por sus familiares sobre la ausencia del niño, él solo atinó a decir que “hace dos meses recibió una llamada de unos hombres que le pedían dinero a cambio de no afectar a su familia”.
La familia de Neyker presionó al hombre para que les dijera si estaba metido en negocios raros (de narcotráfico), algo que se ha vuelto común en la isla, pues esta ha sido escogida por los carteles de la droga como una ruta para sacar la cocaína al exterior. Pero la respuesta del padre de Neyker fue que “el se rompía el lomo picando piedra y no estaba en nada raro”, y manifestó el asunto de las llamadas extorsivas.
La familia del niño Neyker continuó con su búsqueda hasta hallarlo muerto en la cisterna de su casa esta mañana, fallecido al parecer por inmersión. En estas noches y días eternos, en los que lo habían buscado en cada rincón posible, los recuerdos del pequeño les daba el aliento para no desfallecer. Lo recuerdan como el niño que siempre ocupa el primer lugar en la escuela, amoroso con su abuela y siempre con un balón en la mano. Mientras lo buscaban, su familia pidió que a la isla mandaran un equipo profesional de investigadores, porque en Providencia “la Policía no tiene ni para tomar unas huellas”. Con información de El Colombiano www.colombiano.com