La unión entre secretarías de Cultura de Cali y Dosquebradas, puso a vibrar a los locales. Sin importar edad, género, estrato, ni ocupación, en todos afloró el ancestro multiracial.
Las actividades que se programaron en el barrio Los Naranjos, comprendieron charla en torno a la mujer afro, degustación de un hervido con diversidad de plantas aromáticas y frutas cítricas, los emprendimientos artesanales y como remate, la presentación del grupo Proyecto Selva Guapi.
Actividades dispersas
La iniciativa era llenar de Pacífico a gran parte de Los Naranjos y que muchos de los asistentes, quienes por primera vez lo visitaban, recorrieran gran parte del lugar, las actividades antes mencionadas fueron instaladas con una cuadra de distancia y esto quizás jugó en contra, porque de haber utilizado toda la cancha, los asistentes por obligación no habrían pasado por alto las conversaciones, ni pasado de ligereza por las artesanías.
Pocas cosas igualan los sabores del Pacífico.La tarima principal se prestaba para que la charla de las mujeres hubiese tenido mayor relevancia y a su vez, de haber quedado rodeada de estands, la oferta habría tenido más impacto en los asistentes. Aspectos a tener en cuenta para el próximo encuentro en Frailes, como fue anunciado.
A las 8:00 de la noche, los emprendedores empezaban a recoger sus puestos, algunos ya no tenían tarjeta para entregarle a los curiosos que no llevaban dinero y se interesaron en los productos. Las calles del barrio, a razón de los cierres para las actividades y la curiosidad que causó la convocatoria tenía tráfico lento, los locales de comida rápida y tradicional contaban con gran afluencia.
Frente a la ‘Primera Casa’, quedó instalada una pequeña plataforma rodeada de sillas de plástico, allí dos mujeres conversaron,entre muchas otras cosas, sobre el significado de ser una ‘matrona’ y el por qué las mujeres afro alisan su cabello o sienten inseguridad de su cuerpo al estar en otro territorio, sabiendo que ellas son mujeres de curvas grandes.
La lluvia no tuvo cabida
La instalación del sonido para el grupo de música tradicional del Pacífico, demoró un poco, entonces los que iban en pro del mismo, dieron otra vuelta para tomar del hervido que se ofrecía de forma gratuita. No se lograba la histeria colectiva que se aprecia en agosto, durante las versiones del Petronio en Cali, unas goteras hicieron abrir las sombrillas a quienes aguardaban en las gradas, otros se fueron a la cafetería por si arreciaba, pero con el saludo del animador, de un momento a otro, no hubo nube sobre ese barrio.
Proyecto Selva Guapi.Proyecto Selva Guapi tocó la primera canción y solo unos pocos salieron a la cancha, los demás movieron medio cuerpo, todavía sentados. Ya a la segunda se pararon y entraron a los bordes de la cancha, tímidamente movían los hombros, pero a la tercera interpretación, les ganó la mezcla cultural que tienen en la genética más profunda y sin importar si estaban en chanclas y pantaloneta, tenis y camiseta o en la ropa de la oficina con camisa por fuera, todos al unísono bailaron, brincaron y una especie de entusiasmo contagioso los unió en una coreografía improvisada.
A las 10:00 de la noche, no dejaban ir a los músicos, en tres oportunidades gritaron ‘otra’, y fueron complacidos, pero les advirtieron que si en una próxima oportunidad no llevan pañuelo, no los dejarán entrar. A manera de despedida los cantantes presentaron a uno de sus miembros, como ganador del mejor clarinete en un Petronio y hablaron de las bondades del Municipio Industrial, de la visita a El Nudo y el montón de fotos que se tomaron, al igual de todo el café que habían consumido y los tenía sorprendidos.
Bailar, solo bailar con el sonido de la marimba.
