Los tiempos de buenas cifras para la economía colombiana están pasando página, y a casi dos meses de que termine el año, las perspectivas que se tienen para 2023 son cada vez más prudentes. A nivel interno son varias las entidades que han recortado sus pronósticos en las últimas semanas, y recientemente los organismos internacionales apostaron también a la baja por Colombia el año entrante.
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Hace dos semanas el Fondo Monetario Internacional (FMI) bajó su pronóstico para Colombia a 2,2% en 2023 desde un dato de 3,2% que tenía previamente. Otra entidad que espera una ralentización es el Banco Mundial, que por las mismas fechas publicó un informe de perspectivas para la región, en el cual rebajó en 1,1 puntos porcentuales (pps) el pronóstico del país del año entrante, a 2,1%.
Entre los argumentos de estas instituciones está la situación que afronta la economía global, expuesta a una reducción en los precios de las materias primas, las altas tasas de interés y las consecuencias derivadas de la guerra entre Rusia y Ucrania.
En línea con estas revisiones, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) también actualizó recientemente sus cifras y espera que Colombia crezca 1,9% en 2023.
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A nivel nacional, el propio Ministerio de Hacienda ha marcado la pauta en las reducciones de las proyecciones. A mediados de agosto, Hacienda redujo su apuesta en 1,0 punto, de 3,2% a 2,2%, y posteriormente, en septiembre, lo redujo aún más, a 1,8%.
Un mensaje más contundente fue el que envió el Banco de la República, pues en la última junta del Emisor se conoció que el equipo técnico de la institución revisó su pronóstico de crecimiento para 2023 de 1,1% a 0,7%.
Esto debido a los riesgos asociados a un contexto internacional adverso, «el agotamiento de los efectos de la demanda represada pospandemia, los efectos de la mayor inflación sobre el ingreso real, un menor impulso fiscal y la postura restrictiva de la política monetaria».
Asimismo, son varias las entidades que apuestan a la baja por la actividad económica del próximo año. Desde Banco de Bogotá, por ejemplo, la proyección para 2023 se ubica en 2%. Esta responde, según Camilo Pérez, jefe de investigaciones económicas de la entidad, principalmente tanto en factores locales como internacionales.
«Tenemos una desaceleración global. Las principales economías del mundo como EE.UU. o la Eurozona enfrentan riesgos de desaceleración o recesión, en Europa toda la crisis energética que se está viviendo por la guerra de Rusia y Ucrania está afectando la producción, y al mismo tiempo a nivel global tenemos una tendencia de tasas de interés al alza que están frenando la dinámica”, aseguró el economista.
Según Pérez, en Colombia veremos algo parecido. “Esa situación de tasas de interés al alza va a limitar el crecimiento del próximo año. Va a ser inevitable la desaceleración de la economía”, dijo, pues reiteró que el principal factor que aportó al crecimiento este año, el consumo, no lo va a hacer el próximo.
De acuerdo con el jefe de investigaciones económicas de Banco de Bogotá, en 2022, con la reapertura plena tras la pandemia, se vio un consumo ‘de alguna manera desaforado’, pero que se ha venido moderando, y la situación con la tasa de interés también golpeará a los consumidores. Además, asegura, el mercado laboral se viene estabilizando y otros factores como el giro de remesas serán menos relevantes.
A inicios de mes, el equipo de Bbva Research también actualizó sus pronósticos. El banco aseguró que Colombia está entrando en una fase de menor crecimiento, la cual ya inició en el segundo semestre de este año y se profundizará en 2023 «cuando el impacto de la política monetaria alcista será mayor sobre las decisiones de gasto y el mundo tendrá un bajo crecimiento». Para el otro año Bbva espera que el PIB muestre un incremento de 0,7%, en línea con las estimaciones del Emisor.
Lo mismo hizo Banco Itaú, con una reducción desde el 1,0% a 0,3%, lo que dejó al banco con una de las apuestas más bajas del mercado. Según Carolina Monzón, gerente de investigaciones económicas para Itaú Colombia, «una marcada desaceleración global, la elevada inflación, el ciclo contractivo de la política monetaria, y una elevada base de comparación, conllevaría a una significativa moderación del crecimiento».
Y entre las entidades que iniciaron esta ronda de revisiones está Corficolombiana, que ajustó a la baja la estimación para 2023 a 1,8%, desde 2,0% el mes pasado. Según la entidad, el consumo y el gasto público continuarán impulsando el crecimiento en 2023, pero la inversión y las exportaciones disminuirían en un contexto de alto costo del capital.
Además, son varios los pronósticos que esperan tasas más moderadas en 2023, como Scotiabank Colpatria, que se ubica en 2,0%, el de BTG Pactual en 1,4%, o el de Bancolombia en 1,8%.
Para el centro de estudios económicos Anif la perspectiva para el próximo año está entre 1,5% y 1,9%.
Anwar Rodríguez Chehade, vicepresidente de Anif, aseguró que se espera que la expansión del producto se reduzca en el 2023 “a razón de la normalización en la demanda por la reducción de ahorro, el creciente desincentivo al endeudamiento que se deriva de las actuales medidas de política monetaria y el contexto internacional que se torna incierto en términos de crecimiento de las mayores economías del mundo”.
Laura Lucía Becerra Elejalde
PORTAFOLIO