El 9 de enero pasado, cuando la montaña arrojó a la vía Panamericana 10.000 metros cúbicos de piedras y lodo, cubriendo la banca en el kilómetro 75, empezó un calvario para 900 personas, que se quedaron sin sus parcelas y se vieron obligadas a un destierro.
También fue un calvario para la economía del país en cuanto al transporte de productos desde el interior hasta el suroccidente nacional.
Aquella masa gigantesca que se desprendió aún sigue ahí, como efecto de la conocida…