Reconocidos artistas de la música vallenata, amigos, familiares y la gente del pueblo sanjacintero rindieron un sentido y merecido homenaje al maestro Adolfo Rafael Pacheco Anillo en la iglesia de su tierra natal donde sus restos mortales estuvieron en cámara ardiente durante nueve horas entre cantos, poesías, décimas y mucha música de gaitas y acordeones. Todos querían entonar sus emblemáticas canciones donde no podía faltar la “Hamaca Grande”.
Los restos mortales del último juglar de los Montes de María, llegaron acompañados de una caravana que partió desde medicina legal en Barranquilla hasta la parroquia de la población que lo vio nacer. Una multitud esperó hasta las tres de la madrugada el vehículo que transportó el cuerpo hasta el municipio y todos se turnaban para cargar el féretro y entrarlo a la iglesia.
En el templo religioso se realizó una eucaristía y posteriormente una caravana con el féretro que recorrió varias calles del municipio de San Jacinto, al son de gaitas, acordeones y cantos. Un carro fúnebre lo trasladó hasta el Cementerio Jardines de la Eternidad en la capital del atlántico donde finalmente fue sepultado como fue su deseo.
“El sepelio se hace en Barranquilla, primero que todo porque allá se adelanta una investigación de oficio por parte de la Fiscalía General de la Nación y se decide conservar el cuerpo allá. Igual, él manifestó su deseo de estar allá. Allá se encuentran mi abuelo Miguel Pacheco, mi abuela Mercedes Anillo. Igualmente quería ser cremado y que sus cenizas se conservaran acá. Una vez eso se pueda, se hará la cremación”, explicó uno de los hijos del juglar.
La muerte del compositor fue confirmada la mañana del sábado 28 de enero de 2023, tras permanecer internado en una clínica de Barranquilla luego de sufrir un accidente de tránsito el pasado 19 de enero en la vía San Juan Nepomuceno- Calamar (Bolívar), al explotarse la llanta del vehículo donde viajaba a cumplir una cita médica en la capital de atlántico.