Después de un receso obligado por la pandemia, regresó con mucha fuerza a Medellín la celebración de la tradicional feria de las flores.
Con mas de 120 eventos organizados por la secretaria de cultura de la capital antioqueña se aprecia la reactivación de la economía.
Pero este empuje para el emprendimiento, la organización de eventos y la proyeccón de la economía no es una característica únicamente de los paisas. Al llegar a Medellín encontramos la fuerza y el dinamismo de algunos barranquilleros, que desde hace muchos años están dejando su impronta en la ciudad de la eterna primavera.
Esta es una marca que por supuesto tenía que llevar el sabor y la alegría, pero también la capacidad de trabajo de la región Caribe. Muy bien lo dice en una de sus estrofas el himno de Barranquilla: «Barranquilla saber cantar y sobre el yunque martillar», que en otras palabras no es mas que se goza, pero también se trabaja.
Y una clara muestra de ello es el carnaval que arma en medio de la feria de las flores, el empresario de las comidas rápidas, Mario Busche, propietario de los restaurantes Mario Bross, quien trae a Medellín toda la magia de las festividades carnavaleras.
Es una pequeña Batalla de Flores, la que se observa en el ecoparque Juan Pablo II, con carrozas en las que participan artistas de la talla del Checo Acosta, y en la que no pueden faltar los tradicionales disfraces que son símbolos del Carnaval como el Indio Mohicano, Mario Baracus, las negritas puloy y muchos mas. Es por todo esto que se dice que en la feria de las flores de Medellín, florece el carnaval de Barranquilla.
Emisora Atlántico llegó para seguir los pasos de los barranquilleros que dejan huellas en Medellín y encontró esta grata sorpresa. Hay alegría, rumba y generación de empleo.
En esta feria de las flores contratados por Mario Busche, cientos de antioqeños, visitantes internacionales y los costeños residentes en esta capital este año en la caseta La Costeña podrán ver al Checo Acosta, a Alvaro Ricardo, al doble de Joe Arroyo y 20 orquestas mas. Es sin duda un pequeño carnaval, no en un «tablado», es en una caseta quillera.
