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Preocupados se encuentran los habitantes de la urbanización Nando Marín, al sur de Valledupar, por la ola de inseguridad que a diario los azota. Los hurtos y atracos están a la orden del día, incluso muchos residentes han sido víctimas de la delincuencia a la entrada de las torres, convirtiéndo en una odisea llegar a sus residencias.
En la parte de afuera la inseguridad es insoportable, están atracando mucho, “incluso hay muchos habitantes de aquí que se han puesto en eso, personas nuevas que han llegado sin saber su origen y han sitiado esta zona residencial”, dijo una de las habitantes, quien prefirió omitir su nombre por temor a represalias.
Dijo que ante el riesgo que corre junto a su familia, ha decidido dejar el apartamento y mudarse con un familiar, mientras lo arriendo, ya que todos los días que llegaba del trabajo, la invadía el miedo ante el riesgo de ser asaltada.
Otra de las áreas que se ha convertido en una guarida, es el sector donde está la piscina de la urbanización, la cual nunca ha funcionado y hoy es un foco de delincuentes y de enfermedades, por la cantidad de maleza que la invade, aseguró otro habitante de las torres, quien aseguró que tanto residentes como visitantes son azotados por la delincuencia.
“Elevamos un grito de auxilio a las autoridades, necesitamos mayor patrullaje policial y que la Alcaldía de Valledupar defina el uso de la piscina, cuya denuncia se ha hecho en reiteradas oportunidades y nadie da respuesta”, dijo.
Desde hace seis años han venido enfrentando las dificultades con la piscina, la cual estaba convertida en una guarida de delincuentes, incluso lo que robaban en los alrededores, lo tiraban en ese hueco para ocultarlo entre la maleza que siempre ha mantenido.
“A nosotros nos ha tocado estar limpiando el área, soldando el cerco que muchos delincuentes han roto y tratando de mantener el espacio limpio, ya que además se ha convertido en un criadero de mosquitos proliferando los casos de dengue entre los habitantes del bloque K de la torre La Primera Piedra”, explicaron los residentes.
La urbanización costa de 1.900 apartamentos, y la promesa había sido un espacio recreacional que nunca se logró, por lo que instan a las autoridades municipales a convertir ese lugar en una cancha deportiva que permita cambiarle la imagen a la urbanización.
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