En el barrio Boitá (Kennedy) la fría y nublada mañana de ayer no evitó que los deportistas salieran a hacer su rutina diaria de ejercicio en la zona verde que bordea las casas del sector. En medio de las débiles lloviznas, varios ciudadanos cruzaron desde muy temprano el paso a trote, pero una imagen escalofriante los frenó en seco y dejó sin aliento.
Un cuerpo hinchado y morado se encontraba bocabajo y con sus manos completamente retorcidas. Al ver aquella escena, los deportistas fueron a indagar si le sucedía algo al señor de pelo y chaleco gris. Al acercarse, el hedor y los bichos recorriendo el cuerpo del hombre los hicieron retroceder. Aquel sujeto ya estaba muerto, así que notificaron de inmediato a las autoridades.
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Un cadáver en zona verde
Hacia las 8 de la mañana encontraron el cuerpo y los curiosos no se hicieron esperar sobre la carrera 73B con calle 44 B Bis A sur.
Al principio la gente se apelmazó pensando que estaba herido, pero otros sí decían que estaba muerto; luego llegó la Policía y lo confirmó. Al parecer, había muerto desde la noche anterior”, comentó un vecino de la cuadra.
A medida que la inspección del Laboratorio Móvil de Criminalística avanzaba, los rumores empezaron a correr. Unos decían que el frío y el sereno de la madrugada le habrían provocado una pulmonía al señor, ya que a su lado le encontraron un saco y una cobija roja húmeda con la que estaba cubierto. Otros se aventuraron a decir que lo habían tirado allí algunos desalmados, pero lo que hallaron las autoridades fue más contundente.
La inspección del cadáver, que duró dos horas, corroboró que el hombre, de unos 60 años de edad, tenía varias marcas en todo su cuerpo que indicaban que había sido brutalmente golpeado. En su espalda tenía moretones, al igual que en sus brazos y cabeza. Además, el registro preliminar de su deceso reveló que el reciclador habría muerto sobre horas de la noche.
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Otro dato que Q’HUBO pudo conocer sobre este espeluznante hallazgo apunta a que el hombre se habría visto inmerso en alguna riña en un sector aledaño y luego, estando malherido, caminó hasta el punto boscoso donde fue hallado, para finalmente morir bajo el eterno cielo nocturno.
Otro recolector de basuras creyó reconocer al hombre que amaneció muerto. “Según lo que alcancé a ver de su aspecto, me pareció que el señor era un vendedor de tintos que camellaba por aquí”, afirmó un vendedor informal sin poder corroborar su versión.
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Entre tanto, las unidades de la Sijín siguen buscando la procedencia de aquel reciclador y las causas que lo llevaron a morir sobre ese inhóspito y húmedo pastizal.
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