Una de las señales de la desaceleración a nivel global se ha visto en el comportamiento de los precios de los energéticos, como el petróleo y el carbón. Con la caída en el consumo, se espera que los hidrocarburos normalicen sus precios, por una menor demanda a la vista en meses posteriores.
(Lea: Expertos no ven opciones cercanas que sustituyan ingresos del petróleo).
De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía (IEA por sus siglas en inglés) este año el promedio del barril de crudo de referencia Brent estará en US$83, un 18% por debajo del precio visto en 2022.
David Cubides, director de investigaciones económicas de Alianza Valores, dijo que, precisamente, este hecho hará que en el primer semestre el precio se mantenga por debajo del promedio estimado y que hacia finales muestre una recuperación.
(Lea: Sector eléctrico: la problemática que enfrenta la industria).
Esta coyuntura tiene implicaciones sobre la economía nacional, pues el Gobierno depende en gran medida de los ingresos de la renta petrolera, que se pagan en dólares.
El Plan Financiero para 2023, que dio a conocer a finales del año pasado el Ministerio de Hacienda, hizo las cuentas con un precio del petróleo promedio de US$94,2 por barril, una cifra mayor a lo que se percibe en el panorama.
PORTAFOLIO