Wendy Rivas, una enfermera de 22 años, fue víctima de un intento de feminicidio mientras trabajaba en un centro de salud en la localidad de Rafael Uribe. Su expareja sentimental, identificado como A. Rentería Mosquera, de 25 años, la atacó con un arma cortopunzante, propinándole múltiples heridas. A pesar de la gravedad del hecho, el agresor sigue en libertad, y la joven exige justicia.
“Nosotros duramos tres años y nueve meses, nunca convivimos. Él era un consumidor frecuente de alcohol y se ponía muy agresivo. Durante ese tiempo me maltrató psicológicamente y en septiembre de 2020 me golpeó en la cara durante una discusión. Terminamos el 4 de diciembre del año pasado por un tema de infidelidad. Luego me buscó, me pidió perdón y quería volver, pero yo le dejé claro que no. Parecía haber entendido, se desapareció y, al parecer, consiguió una novia. No supe más de él hasta el 15 de febrero”, relató Wendy a Q’HUBO.
Su expareja la atacó en el centro de salud
El 15 de febrero, la joven recibió una llamada de un número desconocido. Su expareja intentaba saber dónde estaba y, tras conocer que se dirigía a su trabajo, apareció en el centro de salud donde laboraba y la atacó brutalmente.
“Yo recibí turno a las 7:00 a. m., y él ingresó a las 7:10. Primero entró como paciente y se quedó en la sala de espera, donde yo estaba haciendo el triage. De repente, comenzó a buscar algo desesperadamente en sus bolsillos y repetía: ‘Dios es muy grande’. Cuando encontró el arma, me dijo: ‘¿No me tienes miedo?’, y empezó a apuñalarme”, narró Wendy.
La joven recibió seis puñaladas: una en el rostro, otra en el tórax, una en el cuello, otra en el brazo y dos en la espalda. En su intento de huida, el agresor apuñaló también a un trabajador de servicios generales que intentó detenerlo.
Wendy clama justicia
Tras el ataque, Wendy fue atendida de emergencia por un médico del lugar, quien logró estabilizarla antes de su traslado a otro centro asistencial. “Me pasaron líquidos porque estaba sangrando bastante. Luego me valoraron en cirugía plástica, ya que la herida en el rostro comprometía la comisura del labio. Me suturaron y me dieron una incapacidad de diez días”, contó la joven.
Mientras se recupera, Wendy espera que las autoridades capturen al agresor y hace un llamado a las mujeres para que no ignoren señales de violencia en sus relaciones. “Muchas veces dejamos pasar situaciones que pueden terminar en un ataque como el que sufrí. El hecho de que haya quedado viva no hace que mi caso sea menos importante. Hoy el desenlace pudo ser otro, y mi familia estuviera llorándome”, concluyó.
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