Sigue acá, sin saber dónde dejó las gafas, dónde quedó el celular. Cuentan que lo han visto por la rotativa del periódico y los pasillos de la redacción, en una cabina de radio o frente a una cámara de televisión. Es imposible, repiten los incrédulos, los que no saben que regresó de la muerte una vez.
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“No sé, Ernesto, no sé”. Con esos calores que hace ahora, quizá sea posible…