El informe de pobreza monetaria departamental para el 2023 revela que el Quindío se enfrenta a una situación compleja en comparación con otros departamentos de la Región Administrativa y de Planeación (RAP) Eje Cafetero. Aunque la pobreza monetaria en el departamento se situó en 27.2%, con una ligera reducción de -0.3 puntos porcentuales en relación con el 2022 (27.5%), la cifra de personas en condiciones de pobreza monetaria se mantuvo sin cambios, afectando a 157 mil habitantes.
En comparación, departamentos como Tolima, que registró una pobreza monetaria del 38.1% (-1.7 respecto a 2022), y Caldas, que redujo en 21 mil el número de personas en pobreza, muestran un avance más significativo en la reducción de este indicador. Risaralda también reportó una disminución considerable, pasando de 91 mil a 68 mil personas en situación de pobreza, una mejora notable en sus indicadores.
El panorama es aún más alarmante en cuanto a la pobreza monetaria extrema, la cual aumentó significativamente en el Quindío, pasando de 6.4% en 2022 a 7.8% en 2023, lo que representa un incremento de 2.4 puntos porcentuales. Este aumento se traduce en un incremento de 9 mil personas que ahora viven en condiciones de pobreza extrema en el departamento, afectando a un total de 45 mil habitantes. En contraste, departamentos como Risaralda lograron una reducción de 23 mil personas en pobreza extrema, con una disminución de 9.3% a 6.9% en su incidencia.
El coeficiente de Gini, que mide la desigualdad en la distribución de ingresos, también mostró un ligero deterioro en el Quindío, pasando de 0.45 en 2022 a 0.46 en 2023. Este aumento en la desigualdad es un indicio de que los ingresos están cada vez más concentrados en un pequeño grupo de personas, lo que agrava la situación económica de muchos hogares en el departamento.
Los ingresos promedio per cápita de los hogares en el Quindío se situaron en $1.002.858, con un incremento del 10.76% respecto al año anterior. A pesar de este aumento, el departamento continúa rezagado en comparación con Caldas ($1.082.481) y Risaralda ($1.049.362), aunque superando a Tolima, donde el ingreso per cápita promedio es de $770.458.
La situación en el Quindío es particularmente preocupante cuando se consideran otros estudios, como el de seguridad alimentaria, donde el departamento fue el segundo con mayor deterioro en sus indicadores en 2023. Este contexto resalta la necesidad urgente de políticas activas y efectivas por parte de las autoridades locales para abordar la pobreza y la desigualdad, especialmente en las áreas rurales y entre las mujeres, quienes enfrentan mayores niveles de pobreza en comparación con los hombres.
El 2024 se perfila como un año desafiante para el Quindío, con un crecimiento económico complejo que podría agravar aún más los indicadores sociales. Es importante que se prioricen las acciones destinadas a mejorar las condiciones de vida de la población más vulnerable, con un enfoque especial en las mujeres cabeza de hogar y el campesinado.
