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En una inesperada acción de protesta, uno de los corredores viales más importantes de Cundinamarca, la vía Bogotá-Girardot, fue cerrado el sábado 8 de febrero de 2025 por un grupo de aproximadamente 50 firmantes de paz. Provenientes de regiones como Tolima, Cundinamarca, Meta, Huila, Nariño y Caquetá, estos manifestantes detuvieron el tráfico en el sector de El Boquerón por más de siete horas, creando un embotellamiento monumental que se extendió hasta la salida de Bogotá por la Autopista Sur.
La protesta comenzó alrededor de las 9:30 de la mañana, cuando la Dirección de Tránsito y Transporte informó del bloqueo total de la carretera. Los manifestantes, quienes hicieron parte del proceso de reincorporación tras la firma del Acuerdo de Paz de 2016, buscaban la atención del Gobierno nacional para reiterar su demanda de cumplimiento de los compromisos acordados. Entre las demandas más urgentes estaba la intervención directa de la Agencia Nacional de Tierras.
![Manifestantes exigen garantías](https://www.recywallet.com/wp-content/uploads/2025/02/descarga-1024x576.webp)
En respuesta a esta situación, el alto comisionado de paz, Otty Patiño, designó a Camilo González Posso como mediador en el diálogo con los manifestantes. La comunicación directa con las autoridades locales también fue clave, ya que según declaraciones de Patiño, se mantuvieron conversaciones con la gobernadora del Tolima, Adriana Magali Matiz, quien mostró interés en dialogar con Felipe Harman de la Agencia Nacional de Tierras.
La protesta reflejó un sentimiento de insatisfacción entre los firmantes de paz, quienes sienten que no están siendo representados adecuadamente por el Partido Comunes, entidad clave en los procesos de reincorporación. Esta situación, según Patiño, es un obstáculo significativo para el avance del Gobierno en la implementación de acuerdos que buscan integrar a estos grupos a la vida civil.
Durante la manifestación, se implementaron medidas para mitigar el impacto en la movilidad. Unidades de la Policía de Tránsito y la concesión Vía Sumapaz estuvieron presentes para facilitar pasos intermitentes y manejar la congestión vehicular en el sector Boquerón, específicamente en el kilómetro 41+500. A pesar de estos esfuerzos, el tráfico continuó siendo un desafío para los viajeros.
El Instituto Nacional de Vías (Invías) utilizó su cuenta de X para informar al público sobre la situación, destacando que el bloqueo no estaba relacionado con las obras de modernización en curso en la carretera Bogotá-Girardot. Invías resaltó que sus equipos estaban monitoreando constantemente la situación, en espera de una pronta intervención gubernamental que facilitara el diálogo y el restablecimiento del flujo vehicular.
Esta manifestación se suma a eventos anteriores en los que los firmantes de paz han buscado visibilidad en diferentes puntos del país, resaltando una posible desconexión con las instancias que deberían representarlos. El descontento entre estos grupos plantea un desafío adicional para el Gobierno, que debe navegar entre las demandas de los firmantes y los compromisos adquiridos en el Acuerdo de Paz.
Para los viajeros atrapados en el embotellamiento, el bloqueo fue una prueba de paciencia, mientras las autoridades trataban de resolver el conflicto sin mayores contratiempos. La situación en una de las principales arterias del país es un recordatorio de la importancia de los compromisos adquiridos en el ámbito político y social, más allá de las palabras y documentos.