<
Aunque el ICA ha logrado contener la enfermedad en estas áreas, erradicando las plantas infectadas y estableciendo zonas de cuarentena, la amenaza sigue presente.
El hongo Fusarium Raza 4 Tropical (Foc R4T), una de las enfermedades más devastadoras del banano, sigue siendo una amenaza latente para las plantaciones del departamento del Magdalena. A pesar de los esfuerzos realizados por el gobierno, las autoridades agrícolas y los productores, el hongo ha logrado afectar a algunas fincas del departamento, poniendo en riesgo la producción y la economía local.
La producción de banano en el Magdalena enfrenta una seria amenaza debido a la presencia de un hongo del suelo, conocido como Fusarium, que ingresó al país en 2019, así lo manifestó en diálogo con EL INFORMADOR, Juan Camilo Gómez, investigador de Agrosavia, alertó sobre la gravedad de esta situación, que impacta al gremio bananero en Magdalena y La Guajira, además de tener la probabilidad de extenderse a las 32,000 hectáreas de banano en Urabá y afectar las aproximadamente 500,000 hectáreas de plátano en todo el país.
Desde su detección, el hongo ha demostrado ser altamente destructivo. Gómez mencionó que una finca de 400 hectáreas tuvo que cerrar completamente tras la aparición del patógeno, lo que resultó en la pérdida de más de 400 empleos directos. Esta situación se traduce en un impacto más amplio, ya que afecta a toda la cadena de servicios que rodea la actividad bananera, incluyendo proveedores de alimentos e insumos agropecuarios.
El hongo no afecta directamente la fruta, lo que podría llevar a confusión sobre su peligrosidad. Sin embargo, las recomendaciones indican que las plantas infectadas no deben cosecharse, ya que la actividad de recolección puede mover el suelo y propagar el patógeno. Esto pone en riesgo la continuidad de la producción y, por ende, el sustento de muchas familias en la región.
Para abordar este problema, se están implementando diversas estrategias de manejo. Una de ellas incluye la incorporación de microorganismos beneficiosos en el suelo, que ayudan a mejorar la salud del mismo y a prevenir la colonización por el Fusarium. Gómez destacó la importancia de establecer microorganismos que ocupen el espacio del suelo para evitar que el patógeno se asiente y dañe las plantas.
Además, se está trabajando en el desarrollo de variedades de banano resistentes a la enfermedad. Gómez informó que Agrosavia, en colaboración con Cenibanano y Embrapa, está llevando a cabo un programa de mejoramiento para generar materiales que puedan resistir el hongo. Se han importado también variedades de Francia, aunque estas deberán ser evaluadas en condiciones agroclimáticas locales antes de su integración al sistema productivo.
En las parcelas establecidas en Urabá, Magdalena y La Guajira, se están evaluando el rendimiento de estas nuevas variedades y su aceptación por parte del consumidor. Gómez enfatizó la necesidad de asegurarse de que estas frutas sean bien recibidas por el mercado, ya que la aceptación del consumidor es crucial para el éxito de cualquier nueva variedad.
A pesar de que el hongo presenta una tasa de variación genética menor en comparación con otros patógenos, como el COVID-19, Gómez advirtió que sí presenta cambios que pueden influir en su agresividad. Las investigaciones en curso están enfocadas en entender las diferencias entre el Fusarium presente en Colombia y aquellos que afectan a otros países, como Perú, para desarrollar estrategias efectivas de control.
La situación actual resalta la necesidad urgente de medidas preventivas y de investigación para garantizar la sostenibilidad de la producción bananera en el Magdalena y en todo el país. La colaboración entre instituciones como Agrosavia y el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) es fundamental para enfrentar este desafío y proteger el sustento de miles de familias en la región.
