Este pasado fin de semana fue un motivo de regocijo y esperanza para diversas familias en Caldas, esto gracias a la «Revolución de la Vivienda». Tres familias en Manzanares, otras tres en Marulanda, una en Belalcázar y una más en San José recibieron sus nuevos hogares.
Tras tres horas en automóvil y una adicional a caballo, cruzando ríos, puentes colgantes y terrenos escarpados, el equipo de la Revolución de la Vivienda llegó a la casa de don José Bianor Patiño, en la vereda Rincón Santo de Marulanda. Allí se llevó a cabo este domingo la última verificación de la construcción de su nueva residencia, un lugar que compartirá con su esposa, nieto e hijas.
Ana Delia Gómez, su esposa, expresó su alegría por tener su vivienda propia: “Nosotros vivíamos en la casa de al lado, el Alcalde nos dijo que éramos beneficiarios y hoy estamos muy contentos por todo. Estas casas están en el suelo no en el aire. Al Gobernador muchas gracias”.
En Manzanares doña María Doris Buitrago y su esposo, Pedro Luis Gómez, también expresaron su felicidad: “Vivíamos en una casita que se la comió el comején. Yo le quiero decir al Gobernador que gracias por haberme dado la casa. Sentimos mucha alegría de ver esta casa tan hermosa que nos solucionaron. A todos los ingenieros, maestros de obra, gracias por construir este hogar que tanto estamos necesitando. A todos Dios les pague”.
La Gobernación de Caldas señaló que en zonas rurales de difícil acceso, donde los caminos retan a diario a quienes los transitan, este programa de vivienda rural ha demostrado llevar materiales esenciales incluso a lomo de mula y a hombro. Este es un recordatorio poderoso de que la dignidad y el bienestar no conocen fronteras.
“Estamos conectando a nuestras familias con servicios públicos, con hogares sismoresistentes para brindarles dignidad. Nos propusimos impactar la vida de las familias más vulnerables de Caldas y hoy podemos decir que es un hecho”, puntualizó el gobernador de Caldas, Luis Carlos Velásquez.