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En el marco del aniversario del Acuerdo de Paz de 2016, el presidente Gustavo Petro Urrego lanzó un ambicioso proyecto enfocado en dinamizar la Reforma Agraria de Colombia para el año 2025. Durante un acto celebrado en la emblemática Plaza de Bolívar, el mandatario anunció su compromiso de entregar 600 mil hectáreas de tierra fértil al campesinado, un esfuerzo que busca incrementar las Zonas de Reserva Campesina y que se posiciona como una prioridad nacional.
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El presidente expresó que, a pesar de los avances actuales, la Reforma Agraria ha avanzado únicamente con un 10% de lo prometido, alcanzando 300 mil hectáreas de 3 millones pactadas, utilizando mecanismos normativos que han probado ser lentos y complejos. Comparativamente, el mandato anterior gestionó solo 4 mil hectáreas. Petro señaló que es crucial duplicar el número de tierras entregadas al campesinado para alcanzar las 600 mil hectáreas y potenciar así las Zonas de Reserva Campesina. Una medida que, según él, requerirá que el sistema financiero, donde predomina la banca privada, también favorezca a las cooperativas campesinas.
En su discurso, el presidente subrayó la necesidad de modificar las normativas que complican el proceso de entrega de tierras. “El Acuerdo de Paz estipula claramente la obligación de cambiar aquellas normas que impiden su implementación”, puntualizó Petro. En sus declaraciones, también mencionó que las tierras destinadas a cultivos y producción agrícola están, en muchos casos, en manos de personas con vínculos paramilitares.
Petro criticó la falta de voluntad política al mencionar que el Congreso ha sido un obstáculo para la aprobación de leyes necesarias que faciliten el traspaso de tierras de grandes poseedores improductivos al campesinado. «Si no se aprueban estos cambios legislativos, será imposible alcanzar el objetivo de entregar las 3 millones de hectáreas acordadas», añadió.
En una instrucción directa al ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, el presidente sugirió utilizar las mismas leyes que se aplican para la adquisición de terrenos urbanos en proyectos de infraestructura, como en el caso de Transmilenio o el Metro de Bogotá, para obtener tierras destinadas al campesinado. Destacó que no es cuestión de inventar nuevas normas, sino de aplicar las ya existentes a contextos rurales con el objetivo de mejorar la producción alimentaria.
Otra dimensión del proyecto se centra en mejorar la implementación de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET). Petro expresó su preocupación respecto a la inversión en estos programas, los cuales han tenido resultados limitados y, en ocasiones, se han visto afectados por corrupción. Señaló que a pesar de las inversiones significativas realizadas durante los últimos ocho años, muchas obras planificadas no se han materializado.
El presidente acentuó la importancia de avanzar en la transformación de los territorios más afectados por la violencia y la pobreza, afirmando que es posible cambiar economías ilícitas por lícitas y transformar zonas de conflicto en áreas de paz. Subrayó el potencial de colaboración entre el Estado y la ciudadanía para lograr cambios significativos en regiones específicas de Colombia.
Finalmente, el mandatario dirigió un mensaje a la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), instándolos a alinear sus acciones con las enseñanzas del sacerdote y activista Camilo Torres Restrepo, enfatizando la importancia de la coherencia en el camino hacia la paz.
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