Indígenas denuncian que les incautaron tres gramos de oro; la policía lo niega

Lino Durán es un indígena de 50 años de edad que denunció la incautación de tres gramos de oro, pero la policía, institución involucrada en la situación, niega estos hechos.

Durán vive en Cejalito, una comunidad ubicada a unos 80 kilómetros de Inírida (Guainía), sobre la margen vichadense del río Guaviare. Según le dijo a EL MORICHAL, ajustando los detalles para su regreso, en la mañana de hoy el motocarro en que se movilizaba fue detenido en un retén que la Policía de Guainía tenía frente a las instalaciones de Terpel, metros antes de llegar al resguardo El Paujil.  

“Los policías estaban aquí al frente del Terpel y nos dijeron, salgan que los vamos a requisar”, relató. Dice el indígena que los uniformados, aparte de solicitar sus documentos, le revisaron la cartera, en donde encontraron tres gramos de oro y le dijeron que se lo iban a llevar preso. Pero, confrontados por la comunidad, y también de manera extraoficial ante EL MORICHAL, la policía sostiene la versión de que no incautaron ningún oro.

Por separado, los relatos de uno de los patrulleros involucrados en la situación y del denunciante, coinciden hasta cierto punto. En un video grabado en el lugar, que corresponde a momentos posteriores a la requisa, cuando el indígena involucrado acudió por ayuda ante el capitán de la comunidad de El Porvenir (resguardo El Paujil), un policía asegura que estaba verificando los antecedentes de Durán y de manera “jocosa” le dijo: “helicóptero, helicóptero para llevarlo”, pero que le entregó la cédula al indígena y este se fue en el motocarro en que se movilizaba.

Otro policía, quien da a entender que fue el patrullero que realizó la requisa, de manera un tanto desafiante dice: “si el señor hubiera traído oro no estuviéramos hablando acá, estaríamos hablando en la Fiscalía, porque yo lo hubiera capturado por el artículo 332 del código penal. Lo hubiera capturado”.

En la memoria de los iniridenses todavía está la imagen del abucheo que se armó en contra de la policía el pasado 29 de mayo cuando unos patrulleros requisaron a unos indígenas en el centro de la ciudad y les incautaron tres rayas de oro (un tercio de un gramo). Ese hecho, que no dejó capturados, se constituyó en un reclamo generalizado por parte de la población enfatizando en que Inírida es una ciudad que vive del oro, porque no hay otras fuentes de empleo.

Lino Durán dice tener conocimiento de que el porte de oro sin el debido soporte de tenencia, es ilegal. Pero, manifiesta, la minería “es el único trabajo que tenemos porque acá en el Guainía no hay más trabajo”. Asegura que el metal lo había adquirido mediante la práctica del barequeo. “Conseguir esos tres gramos son más de 20 días bateando”, precisó.

Según el indígena, esperaba recibir por el oro, los tres gramos que según su versión fueron incautados por la policía, una suma cercana a los $700.000, la mitad para la gasolina necesaria para retornar a su comunidad y lo demás para algunos elementos de la canasta básica que tenía que llevar. “Yo estoy varado y no sé cómo voy a recuperar para comprar un timbo de gasolina”, dijo.

“Ellos dicen que no me lo quitaron. Yo le dije al capitán de policía: si su gente no devuelve mi orito, deme gasolina para el regreso”, manifestó el denunciante.

La policía se mantiene en la versión de que no incautaron nada y le pidieron al indígena que hiciera la denuncia formal ante la Fiscalía, algo que probablemente el indígena no hará porque el trámite le resulta dispendioso y además no tiene dinero ni comida para quedarse en Inírida. “Ya se acabó el mañoco y el casabe, y no tengo plata para comprar más”, dijo.

Ahora mismo, se trata de la palabra de un indígena que apenas se logra expresar en español contra la de unos policías que más tarde instalarán otro retén en cualquier calle de la ciudad.