Una de las victorias recientes de las autoridades monetarias en Colombia es el descenso sostenido de la inflación, un indicador que si bien se esperaba que repuntara después de la pandemia, llegó a niveles que superaron las expectativas y puso la economía del país en un escenario en el que todavía está contra las cuerdas.
Actualmente el Índice de Precios al Consumidor (IPC) fundamental para medir el costo de vida, se encuentra en 7,16% (corte abril) y los centros de estudio apuntan a que cierre el año sobre el 5% si nada cambia y que para el 2025 llegue al rango meta, que actualmente se ubica en el 3%, para dar por superada totalmente esta crisis inflacionaria.
Pobreza en Colombia
Santiago Saldarriaga. EL TIEMPO
En esto vale la pena mencionar que no se debe quitar la vista al comportamiento de los precios de productos agrícolas y mineros, ya que pese a que la tendencia a la baja se mantiene, las reducciones en estos renglones son cada vez menores, lo cual indica que hay fuertes presiones al alza.
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Fenómenos como el fenómeno de El Niño, que ya terminó o el de La Niña, que podría llegar con fuertes lluvias hasta finales de este año, son dos fenómenos que para los expertos hay que cuidar con recelo, ya que una disparada de la inflación nuevamente, afectaría uno de los puntos considerados prioritarios por este Gobierno: la inseguridad alimentaria.
Consumidores.
iStock
Cuidar el precio de alimentos
Esta semana se publicó un análisis del BBVA Research en el que se advierte que cuidar la calidad de la alimentación y el acceso a este servicio por parte de los colombianos está directamente ligado al poder adquisitivo y a la influencia que ejerce el costo de vida, mes a mes, ya que entre más alto esté, menos se podrá comprar.
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Para Laura Katherine Peña, economista de este equipo, manifestó que si bien las cosas avanzan de la mejor manera, no hay que bajar la guardia y hay que prestar especial atención al hecho de que en un país de vocación agrícola, la inseguridad alimentaria golpea a uno de cada cuatro hogares.
Inflación.
EFE
“Recientemente fueron publicados los resultados del estudio sobre seguridad alimentaria en Colombia, y allí se ha visto que un descenso significativo del porcentaje de hogares con inseguridad alimentaria moderada o grave, desde 28,1% en 2022 hasta 26,1% en 2023. Pero, ¿por qué en un país con vocación agrícola, la inseguridad alimentaria afecta a uno de cada cuatro hogares?, ¿habrá mejoras en 2024?”, sostuvo Peña.
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Esta analista arranca recordando que en 2023, Colombia importó cerca del 11,8% de su consumo agropecuario y exportó cerca de un 12,3% de este, situación que para ella sugiere que el país tiene capacidad para producir lo suficiente para alimentar a los colombianos y que a pesar de esto, el acceso es limitado, principalmente por el alza en los precios de los productos y los ingresos ajustados.
Pobreza en Colombia
Archivo EL TIEMPO
“La medición de pobreza monetaria que realiza el DANE da cuenta de estas limitaciones, estimando que 36 de cada 100 colombianos no tendrían el dinero suficiente para adquirir una canasta mínima de alimentos y servicios para vivir. Entonces, la pobreza monetaria resulta necesariamente ligada al aumento de los precios”, sostuvo.
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Laura Peña agregó que en los años recientes la inflación de alimentos estuvo en máximos de este siglo (27,8% en diciembre de 2022), superando incluso a la inflación total (13,1% en la misma fecha). Como consecuencia de esto explica que las alzas de precios llevan a que los consumidores puedan poner menos productos en su mesa con una misma cantidad de dinero, sazonando una alta inseguridad alimentaria.
Pesos colombianos
“Si bien la inflación total, y en particular la de alimentos, han descendido sustancialmente en el 2024, esto no significa que también lo hayan hecho los precios de los productos: el precio de 1kg de arroz subió desde $1.500 en 2019 hasta $2.560 en 2024 según DANE, a la par de la inflación, pero una menor inflación no llevará a que cueste menos, solo a que su precio aumente más lentamente. Es decir, seguimos con precios altos”, manifestó.
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De esta forma concluye que al presupuesto constreñido de los hogares se suma la expectativa de un deterioro del desempleo, y el hecho de que los arriendos y los servicios públicos pueden mantener un alto ritmo de incrementos en 2024, lo que supone que los hogares tendrán que esforzarse para cubrir techo y comida.
Mercado laboral
Abel Cárdenas / Portafolio
“Así, estas condiciones reducen las posibilidades de grandes mejoras en el indicador de seguridad alimentaria, al menos en 2024”, cerró diciendo.
