Inflación y reactivación del país saldrían afectadas por la guerra comercial de EE. UU.

Siguen los ecos por la entrada en marcha del aumento de aranceles del 25% impuestos por parte de Estados Unidos a Canadá, México y China, que ha sido interpretado como el comienzo de una guerra comercial que no se sabe dónde parará y tiene en alerta a los inversionistas y autoridades económicas en todo el mundo.

Si bien la intención del presidente Donald Trump con esta medida es proteger la producción local e impulsar su economía mediante el fortalecimiento de motores como el agro, diversos analistas consultados por Portafolio resaltan que esto tendrá efectos incluso en el mercado colombiano, que nada tiene que ver con la guerra, y piden prestar atención especial a dos factores: la inflación y la reactivación.

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Para Carolina Monzón, gerente de Investigaciones Económicas en Itaú Colombia, no hay que pasar por alto que el país importa desde Estados Unidos, productos clave como gasolina y vehículos, lo que representa un 3% del IPC y que un encarecimiento de estos bienes aumentaría la inflación y afectaría el consumo.

“Un agudizamiento del escenario de guerra comercial internacional, sobre todo con un mayor encarecimiento de los vehículos o incluso de la gasolina, podría tener un efecto alcista en los precios al consumidor”, destacó Monzón.

Por otra parte, los economistas consultados señalaron que la mayor fuente de inversión extranjera directa en Colombia proviene desde suelo estadounidense, sin contar con que China es un aliado comercial importante. Si la guerra comercial reduce flujos de capitales para mover los diversos sectores productivos, podría haber impactos negativos en el crecimiento económico.

Jorge Humberto Botero, exministro de Comercio, también se sumó a esta consulta y dijo tajantemente que el libre comercio está en crisis, puesto que la guerra comercial pone en duda los acuerdos multilaterales y expone a la economía global a mayor proteccionismo; mientras que la incertidumbre lleva a una menor inversión y consumo, afectando el crecimiento de Estados Unidos. y, por ende, de sus socios comerciales como Colombia.

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“El consumo es la principal herramienta de crecimiento para las economías en general y para la nuestra también. Si leemos sobre las aprehensiones y temores en materia de crecimiento económico para Estados Unidos y para el resto del mundo, encontramos que un choque de estas magnitudes, que desde la óptica de Trump pretende reestructurar las bases productivas de su propio país, no puede ocurrir de un día para otro”, dijo Botero.

Otro aspecto a revisar en estos efectos está relacionado con un eventual aumento en las deportaciones, que reduciría el flujo de remesas, afectando el ingreso de divisas y presionando la cotización del dólar, lo cual también generará inestabilidad en el mercado.

César Pabón, director de investigaciones económicas de Corficolombiana, afirma que dado que aún existe incertidumbre sobre las medidas o políticas que podrían implementarse, es difícil prever con exactitud su impacto en la economía.

“No obstante, es innegable que esta guerra comercial tendría consecuencias significativas, especialmente en la actividad productiva. Cerca de una tercera parte de las exportaciones de Colombia se dirigen a este país, mientras que aproximadamente una cuarta parte de las importaciones y una tercera parte de la inversión extranjera directa provienen de allí”, dijo.

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Oportunidades por tomar

Aunque los expertos aceptan que de salir bien, la apuesta económica de Trump lo posicionaría como uno de los líderes económicos y políticos más importantes en la actualidad, advierten que el riesgo es alto, ya que está jugando con fuego y la respuesta de China no se hará esperar.

José Manuel Restrepo, rector de la Universidad EIA, manifestó que esta guerra comercial no le ayuda a la humanidad, porque le genera una menor tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto y generará estragos en el costo de vida. No obstante, deja claro que este impasse también se puede ver como una oportunidad.

“Genera nuevas oportunidades para nuestra industria de confecciones, flor y frutícola, de agroindustria, de alimentos, de materiales de construcción, de plásticos, de químicos. Ahí hay oportunidades para nuestra industria y para nuestra dinámica productiva. Luego, ahí hay posibilidades interesantes. En general, todos los productos que tengan aranceles provenientes de México o Canadá, que compitan con los nuestros, se abre una enorme oportunidad para Colombia”, indicó.

Sin embargo, Andrés Langebaek, director de Estudios Económicos en Grupo Bolívar, dejó sobre la mesa que si Estados Unidos, usa el argumento del narcotráfico para imponer aranceles a Colombia, podría haber efectos negativos en sectores estratégicos como el petrolero.

“La principal razón que ha aducido Estados Unidos para la imposición de aranceles contra Canadá y México, tiene que ver especialmente con el tema de la falta de control del narcotráfico en esos dos países y eso pues en el caso de Colombia, que es un mayor productor de cocaína del mundo, pues obviamente es una situación muy compleja porque eso genera incertidumbre hacia este lado”, acotó.

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Con todo lo anterior queda claro que el riesgo es latente y hay que tomar medidas, aunque Camilo Herrera, cofundador de Raddar sostiene que la intensidad del impacto dependerá de las acciones que adopten desde ya las autoridades financieras y comerciales.

“Desde Colombia podemos producir a menores precios finales algunos bienes y servicios que Estados Unidos le compra a Canadá, China y México y con el TLC que tenemos, quedamos en buena posición. Claro depende que nuestra industria reaccione ante la oportunidad y que no nos pongan aranceles a nosotros”, explicó este analista.

De forma similar opinó Jorge Restrepo, profesor de la Universidad Javeriana, quien se enfocó en la oferta que llegará y sentenció que productos de Estados Unidos y terceros países podrían redirigirse a Colombia, beneficiando a los consumidores pero afectando la competitividad de la industria local.

“La guerra comercial tendrá un efecto recesivo sobre las economías de Estados Unidos, México, Europa y China, lo cual afectará en menores niveles de crecimiento esperado a la economía colombiana y una ralentización de la economía estadounidense, por ejemplo, tiene un efecto ampliado sobre la actividad económica colombiana al ser nuestro principal socio comercial”, manifestó.

¿Una guerra corta?

Por último, Henry Amorocho, profesor de la Universidad del Rosario sostiene que la economía global aún no supera los efectos de la pandemia, y esta guerra comercial podría frenar la recuperación, especialmente de Estados Unidos, razón por la cual no cree que este conflicto dure mucho.

“Habría que observar qué sucede en este mes y cómo se desarrolla el camino que Estados Unidos ha abierto. Sin embargo, no creo que pueda sostenerlo, ya que, aunque es una economía fuerte, el sistema económico global está en juego”, expresó.

Así las cosas, queda claro que Colombia debe empezar a moverse desde ya y alistarse para los coletazos de esta guerra económica que apenas empieza, pero no se sabe cuánto va a durar, ni hasta dónde llegarán sus consecuencias, ya que si bien es una amenaza, bien manejada podría ser una oportunidad.