Si bien los datos del PIB para el segundo trimestre en Colombia quedaron ligeramente por debajo de lo que esperaban, el banco JP Morgan se muestra convencido de que las cosas en el mercado local avanzan de la forma correcta y que poco a poco todo vuelve a su cauce después de una larta temporada de alta turbulencia, originada por los picos de inflación, el sobre-rendimiento de la economía y la subida de tasas, entre otros factores.
Para el banco más grande de los Estados Unidos, pese a que todavía hay que prestar mucha atención a la inversión y a no seguir generando episodios de incertidumbre que compliquen la recuperación, el país se está consolidando en la región como un ejemplo de resiliencia y por tanto es crucial mantener la estabilidad macroeconómica.
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Portafolio conversó con Diego Pereira Garmendia, director ejecutivo y economista jefe del Cono Sur y Los Andes de JP Morgan sobre la visión que tienen del momento actual de la economía, los recientes anuncios del Gobierno y las proyecciones para lo que viene en la segunda mitad del 2024 y arranque del 2025, tanto en lo económico, como en los puntos a cuidar en el cumplimiento de la regla fiscal.
Según Pereira, lo primero a tener en cuenta es que para ellos Colombia es un “una economía que ya ha procesado el ajuste requerido, después de un periódo en el que la demanda doméstica llegó muy por encima de su potencial”, razón por la cual se debe empezar a construir sobre la realidad que se tiene al frente.
“La economía ha procesado los desequilibrios previos, como la alta inflación y el déficit de cuenta corriente, y se está estabilizando. Desde hace dos trimestres, la diferencia entre el nivel de actividad económica y su potencial está cerca de cero, lo que indica que la economía está en un punto de estabilización”. manifestó.
En este sentido cree que “lo que hay que hacer después de una corrección cíclica como la que ha vivido Colombia es simplemente mantener estable el timón del barco. No contaminar el accionar del sector privado, las decisiones de los hogares, las decisiones de las empresas, incrementando la incertidumbre idiosincrática. Mantener el orden macroeconómico que le permita al Banco Central continuar con la política que ha llevado a cabo desde diciembre del año pasado de corregir la postura monetaria”.
Si esto se logra y se mantiene lo que él denomina como “orden macroeconómico”, el vocero de JP Morgan asegura que las cosas poco a poco volverán a su nivel potencial e incluso apunta a un crecimiento del PIB para el próximo año del 2,7%.
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No recalentar el motor
Tomando en cuenta el dato que proyecta como repunte de la economía para el 2025 y los llamados de urgencia que hacen otros expertos para que se crezca a más del 3% anual, Diego Pereira asegura que intentar forzar un crecimiento por encima de este nivel podría generar desequilibrios macroeconómicos.
“Creo que el potencial de la economía colombiana para crecer es del 3%, si no inferior a ese nivel. Y, para ponerlo en otros términos, aquellas medidas de política que busquen, desde el lado de la demanda, forzar los motores del coche a tener un rendimiento por encima de lo que rinden, pues seguramente más tarde o más temprano ese motor tenga problemas serios. Y en lugar de llevarnos a nuestro destino, el coche nos abandone porque el motor está roto”, explicó este experto.
No obstante, reconoce que hay un consenso de que Colombia tiene poco margen para implementar políticas fiscales contracíclicas debido a que la actividad económica ya está cerca de su potencial, al tiempo que sostuvo que las estimaciones de ingresos del sector público han sido demasiado optimistas, lo que aumenta el riesgo de déficits fiscales superiores a los objetivos de la regla fiscal.
“Nosotros estuvimos de acuerdo con aquellos que decían que las estimaciones de ingresos que realizó el sector público lucían muy constructivas y que eso ponía en riesgo a tener un déficit efectivo por encima de lo que se estableció en los objetivos de la regla fiscal. Eso obviamente se evidenció este año. Comparto que existe un riesgo quizás no similar cuantitativamente, pero sí cualitativamente para el año 2025, a pesar de que estamos esperando que el crecimiento se fortalezca en el margen”, expresó el vocero de JP Morgan.
Inversiones forzosas
Durante su charla con Portafolio, Pereira habló sobre el plan de inversiones forzosas que ha mencionado el presidente Gustavo petro en varias oportunidades y dijo son una herramienta ya establecida y que no constituiría nada nuevo para la economía, aunque fue claro en advertir que para ellos tal vez no es el camino adecuado.
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“Uno, el vehículo ya existe, o sea, no es nuevo, ha sido básicamente orientado al sector agropecuario, pero quizás no sea la manera óptima frente a un mercado financiero colombiano que ha crecido, que se ha desarrollado en las décadas pasadas, que ofrece hoy mucha más riqueza en cuanto a productos financieros, en cuanto a innovación financiera”, arrancó diciendo en este punto.
De esta manera indicó que quizá “haya otros vehículos para poder de alguna manera promover algunos sectores que la administración considere que pueden ayudar a elevar el crecimiento de la economía, generar más empleo, empleo de calidad, etc. Quizás este vehículo en particular, las inversiones forzosas, no sean el vehículo óptimo, y quizás valga la pena discutir otro tipo de implementación, otro tipo de arreglo macrofinanciero con el fin de promover algunos sectores o de dar alguna ventaja crediticia, digamos, a algunos sectores”.
Por último, Diego Pereira advirtió que no se debe quitar el ojo del contexto de la posible recesión en Estados Unidos, ya que esto tendrá impacto directo en el mercado local, se quiera o no, y por tanto es necesario evitar políticas que puedan aumentar la incertidumbre y la volatilidad en el país.
Así mismo, respecto a la reforma laboral, cerró diciendo que su papel no es decir qué políticas se deben implementar o no en por parte de los gobiernos o en determinado país, aunque sí aclaró que la formalización de la economía es crucial para aumentar el crecimiento potencial y debido a esto hay que apostarle a medidas que puedan desacelerar este proceso, que podría tener un impacto negativo en el bienestar económico a largo plazo.