Un grave sentimiento de impotencia sobrecoge el barrio San Pablo del vecino municipio de Madrid, Cundinamarca.
Un joven comerciante, dueño de una pizzería, fue víctima de la violencia desmedida de un par de ladrones que cometieron un masivo hurto en el restaurante, desatando el descontrol y acabando con los 36 años de vida del santandereano Juan Carlos Gamba González.
Dos disparos en su pecho le propinaron a este emprendedor. Él solo trataba de calmar a los pillos y detenerlos en su afán por preservar el negocio por el que tanto había trabajado para sacar a flote. Pero al final los delincuentes se esfumaron de la escena dejando una huella de muerte y dolor entre la comunidad madrileña.
“Lamentablemente la noche de hoy (ayer) asesinaron a un comerciante de nuestro barrio por robarlo. Ingresaron a cometer el hurto dos personas, robaron a los clientes y le dispararon al señor sin más. Hace unos meses también le pegaron un tiro a una chica en la esquina, pero eso no ha sido lo único, también han hurtado varias veces el asadero de la esquina”, denunció Paola Bedoya, presidenta de la Junta de Acción Comunal de la Urbanización San Pablo de Madrid.
La vida en un robo…
“¡Ni un muerto más!”, gritaban la noche del miércoles una y otra vez los vecinos de Juan Carlos frente a la pizzería, ubicada sobre la Carrera 2 con Calle 20.
Luego de los angustiosos segundos en que los que le arrebataron la vida a este hombre, no les quedó más alternativa que protestar por su muerte.

Una vecina comentó: “Dios mío ¿Qué esta pasando en Madrid?, ¿En qué momento se volvió tan inseguro?, ¿Dónde están las autoridades, el alcalde? Por Dios, Madrid es un municipio muy bonito, pero la inseguridad lo está acabando”.
Fue sobre las 10 de la noche que dos sujetos montados en una moto arribaron al frente de la pizzería, el parrillero descendió de la moto y atracó a varios clientes antes de que Juan Carlos se diera cuenta.
Posterior a esto, el bandido se acercó a la caja y pidió todo el dinero que había allí guardado; entonces, Juan Carlos se interpuso y no dejó que sacaran el producido, razón por la que el ladrón apretó el gatillo dos veces contra la humanidad del pizzero, luego se volvió a encaramar en la moto y huyó en dirección al sector de Las Palmas, hacia el municipio de Mosquera.

La policía no llegaba. Nadie los esperó y montaron al herido en el carro de un parroquiano que se ofreció a llevarlo. A los pocos minutos llegaron al Hospital Santa Matilde de Madrid, pero Juan Carlos llegó sin signos vitales.
Su pequeño hijo de 4 años se quedó esperándolo en casa. Lo único que queda para el municipio es el anhelo de justicia y mayor seguridad para todos los lugareños.
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