Consternados y llenos de miedo, se encuentran los vecinos del barrio Mariscal Sucre, en el municipio de Soacha (Cundinamarca), tras conocer la noticia de la violenta muerte de un joven identificado como Julián Corona, ocurrida en las primeras horas del viernes en una de las zonas de esparcimiento y rumba del municipio.
El sicariato se presentó en la esquina de la carrera 4 (Autopista Sur) con calle 27A, en el momento en que dos sicarios aprovecharon la aglomeración de personas que salían de los bares y sitios de rumba, a una cuadra del centro comercial Unisur, para atacar fríamente a la víctima cuando el reloj marcaba las 12:05 a.m.
Bala en la autopista sur
“Lo que dicen por acá es que, como a una cuadra de donde estaba el finado, llegó un tipo con una actitud rara. La verdad, nadie se fijó cuando llegó ese señor, porque se bajó donde parquean las motos que llevan a la gente que vive en las comunas. Lo que sí vieron es que ese asesino venía caminando con la calma de un matón que lleva toda la vida haciendo eso. Dicen que se le acercó hasta donde estaba el pelado, casi al lado de la pollería, y cuando lo tenía casi de frente, sacó un arma y le apuntó a quemarropa”, comentó una fuente a Q’HUBO.
El despiadado asesino esperó hasta tener su arma a centímetros de la cabeza de Julián. En ese instante, el matón accionó su arma, hiriendo de gravedad al joven, que cayó al suelo mientras los testigos corrían por sus vidas, sin saber qué estaba pasando.
“Escuché como cuatro disparos. Lo que me contaron fue que luego de que el asesino le disparó al pelado, intentó rematarlo en el piso, pero no se sabe qué pasó porque el pelado solo tenía el tiro en la cabeza. Seguro no le dieron los otros tres balazos. Lo que sí vi es cómo ese tipo caminaba lo más de relajado, en medio de la gente que corría por miedo. El matón andaba como si no hubiera hecho nada. Es más, varios vimos cómo se guardaba en la pretina del pantalón el arma con la que mató al pelado, y mientras tanto miraba a todos lados para ver quién se quedaba mirándolo a la cara. Ese tipo daba mucho miedo, la verdad”, comentó una comerciante del sector.
Mientras Julián agonizaba en el suelo, el asesino dio la vuelta a la esquina y se subió a una motocicleta que lo esperaba a tan solo 200 metros de donde ocurrieron los disparos. De inmediato, los dos matones aceleraron y escaparon con rumbo a la parte alta de la comuna San Mateo.
“Cuando la gente avisó que el matón se había ido, se acercaron al pelado y entre varios lo subieron a un carro particular, que lo llevó al hospital. Dicen que el muchacho trabajaba como jalador de los bares de acá o algo así”, comentó un residente del sector.
Julián llegó al Hospital Cardiovascular después del ataque, pero en el momento en que intentaban reanimarlo, el joven sucumbió a la muerte.
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