Si algo le es difícil a Álvaro Uribe —el curtido hombre que desde la periferia cambió la política, y a quien pocas cosas en la vida le quedan grande— es retirarse de la política. Ya ha demostrado que le resulta difícil hacerse a un lado de los debates de país.
Sigue siendo frentero, como dicen quienes lo conocen que ha sido desde que incursionó en el servicio público por allá en la década de los 80 en la Aerocivil —un cargo que a los ojos de sus críticos no estuvo, como…