“Fue terrible, lo que traje se me quedó casi todo. Lo que iba a vender en el negocio lo tuve que regalar a señoras de las fincas que tienen trabajadores porque cómo iba botar la comida”, así describió Sandra López, propietaria de un restaurante en la vía nacional que comunica a Manizales (Caldas) con Murillo (Tolima), el panorama que vio durante el pasado fin de semana.
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