En las playas de Santa Marta hay un personaje nativo de la tierra que vende a los turistas apostados en carpas y en la orilla de la bahía, afrodisíacos del mar.
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Lo hace vestido con saco y corbata a 37 grados de temperatura, sin pereder la elegancia y el buen sentido del humor. La siguiente es la historia de Amado Sánchez:
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