Unas 42,921 personas, incluidos niñas y niños, adolescentes, madres, padres y cuidadores, lideresas y líderes se han beneficiado de los programas de promoción de entornos escolares de la oenegé Save the Children a la población en condición de vulnerabilidad en los departamentos de frontera entre Colombia y Venezuela.
“El Mundo es mi Hogar’, fue una estrategia que le apostó a promover una educación segura, de calidad y con enfoque de género en la zona de frontera y en contextos de conflicto armado, que nos permitió indagar sobre las barreras de acceso a la educación que tienes especialmente las niñas en la zona de frontera entre Colombia y Venezuela, para buscar soluciones conjuntas con actores claves como el Ministerio y las Secretarías de Educación, docentes y líderes comunitarios, entre otros”, destacó Mariadelaida Uribe de Plaza, gerente territorial Norte de Santander de Save the Children, sobre los programas que adelantado para asegurarle el acceso a la educación de la población migrante.
En datos de la ONG, el COVID-19 causó un gran impacto negativo en los procesos de aprendizaje de la niñez en todo el mundo, por lo que la estrategia de Clubes de Lectura y Escritura que se implementó con 1.357 niños y niñas en Norte de Santander, Arauca y La Guajira les permitió nivelar sus habilidades en lecto-escritura.
“Los clubes de lectura le permitieron a los niños y niñas reforzar sus conocimientos y volver al sistema escolar, pues muchos de estos niños y niñas estudiaban desde la virtualidad y no habían aprendido a leer. Detectamos que el 82% de los participantes mejoraron sus habilidades en lecto escritura, a partir de la identificación de letras, palabras, oraciones y comprensión de textos”, destacó la gerente territorial.
835 niñas y 532 niños, en su mayoría por fuera del sistema escolar, han accedido a sistemas de aprendizaje seguro por medio de programas como El Mundo es mi Hogar, Clubes de Niñas y Clubes de Niños de Save the Children.
“En el Club de Niñas aprendimos de género, del autoestima, como que no debemos dejar que otras personas nos hagan daño”, indica Angie, de 12 años, participante del club en La Guajira.
«Desde que ingresé al club he tenido cambios en mis pensamientos. Ahora sé que los niños y las niñas tenemos los mismos derechos y ambos podemos jugar con muchas, carros o canicas”, agrega Daniel, de 10 años, participante del club en Arauca.
A través del programa “El Mundo es mi Hogar”, unos 4.410 docentes fueron formados en estrategias de enseñanza con perspectiva de género, ciudadanía, habilidades digitales y aprendizaje socioemocional, y otros 746 líderes comunitarios participaron en campañas para la promoción de los derechos de la niñez en estas zonas de frontera.
Además, 1,490 padres, madres y cuidadores, participaron en sesiones formativas en equidad de género, derechos de las niñas, acceso a la educación y estrategias para su bienestar y el de su familia a través de la estrategia de Crianza sin Violencia.