“A matar o a que lo maten”. Era una de las frases que resonaban en la cabeza de Ibrahim Rojas Rojas cuando sostenía con sus dos manos a su gallo puertorriqueño. No le quitaba la mirada a su contrincante, el ‘Matón de Polonuevo’.
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La puesta en escena estaba servida: unos 400 espectadores apostaban y azuzaban detrás de la valla a que soltaran las aves y estas se enfrentaran a picotazos y espuelazos…