Dicen que lo último que se pierde son las esperanzas. Precisamente esto es lo que hace que todas las mañanas doña Zenaida Vásquez se levante temprano a encomendarle a Dios a su hijo y atenderlo, para que más pronto que tarde su adorado Donato Antonio Quintero Vásquez vuelva a ser el de antes, pues le duele el corazón al verlo postrado en una cama sin poder caminar.
Donato Antonio fue brutalmente agredido en medio de un atraco hace varios meses, hecho que lo tiene hoy sin poder moverse y hablando con dificultad, pues los fuertes golpes que recibió en su cabeza, por parte de cuatro sujetos, le ocasionó daños en su cerebro, que difícilmente puedan ser sanados.
“Tenemos la fe de que él vuelva a caminar, hablar bien y valerse por sí mismo con la ayuda de los profesionales, de los médicos y las terapias que todos los días deben hacerle. Lo difícil de todo esto ha sido que tenemos que pagar a diario esas terapias y somos una familia humilde, que no cuenta con los recursos necesarios”, le manifestó a Q’HUBO doña Zenaida.
Desde hace cuatro meses este venezolano, que se ganaba la vida como mensajero e instructor de un gimnasio, no puede seguir con su vida ni valerse por sí solo. Tanto así, que su mamá tuvo que viajar desde Venezuela para hacerse a cargo de él.
“Llegué luego de que un amigo de mi hijo me llamara a contarme lo que le había pasado. Llevaba varios días sin hablar con Donato y la noticia que recibo es que está grave y que pronto le iban a dar salida del hospital, entonces de inmediato conseguí los recursos para venir a estar con él”, añadió Zenaida.
Reconstrucción de los hechos…
La noche del pasado 9 de febrero, Donato se encontraba repartiendo domicilios por el sector de Patio Bonito (Kennedy), pues se desempeñaba como mensajero de Rappi durante sus ratos libres o cuando no estaba dando clases de aeróbicos o danzas.
Justo cuando iba caminando a la altura de la Calle 38 sur con Carrera 87I, cuatro sujetos lo acorralaron e hicieron caer de la bicicleta para golpearlo y despojarlo de esta y de sus pertenencias. Aunque Donato intentó defenderse, no fue posible y tras recibir la fuerte golpiza, lo dejaron tendido en el suelo.
“Él pensó que no le había pasado nada grave, entonces siguió su camino y no fue a un hospital, pero con el paso del tiempo los dolores de cabeza se hicieron más fuertes, a tal punto que una noche lo tuvieron que llevar de urgencias al centro asistencial y allí quedó inconsciente. Desde ese momento mi hijo no volvió a ser el mismo”, concluyó su madre.
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