A Gustavo Petro ya no lo trasnochan los siempre apretados tiempos del Congreso para sacar sus reformas. En menos de 48 horas, entre lunes y martes, el dilema pasaron a ser los votos y las ahora esquivas mayorías. Al Presidente se le varó la “aplanadora” a mitad de camino y, si bien desde hace semanas su divorcio con los partidos parecía cantado, la estocada final llegó durante la accidentada sesión del martes en la Comisión Séptima de la Cámara.
Bastaron apenas 4 minutos…