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Lecciones de Periodismo para Arauca por Javier Darío Restrepo

Periodismo amordazado

Son muchas las cosas que en Arauca deben cambiar, y eso representa un desafío en la construcción de una sociedad pacífica y en constante desarrollo, porque de lo contrario seguiremos aferrados a la manipulación de fuerzas oscuras y otras descaradas, que simulan conservar un vínculo entrañable con sus electores y/o representados según sea el caso, y de esa manipulación mucho tiene que ver la clase de periodismo que se ejerce en Arauca.

Y para eso se valen de cualquier instrumento que coadyuve a un propósito válido en otros escenarios, personajes y circunstancias como lo es el de ‘manejo de la imagen». Aquí en Arauca se maquilla la realidad, y muchos conspiran en ese propósito participando deliberadamente usando su audiencia para propiciar el clima adecuado e inscribirse como protagonista de la profundización del deterioro del mal llamado «territorio».

¿De qué manera la sociedad se entera de lo que pasa, y sobre todo de lo que no pasa en la administración pública? A través de la prensa, de los periodistas y los pseudoperiodistas, opinadores, influencers, analistas y cualquiera que ejerza la libertad de expresión, incluso aquellos que bajo la figura de adalid de lo defendible o indefendible, según sea el caso, porque peor aún, ninguno hasta el momento lo ha hecho invocando la defensa de la libertad de prensa.

Allí es cuando encontramos el uso de este poder en favor de los intereses particulares, de ellos mismo, es decir, de quienes divulgan información para maquillar la imagen de mandatarios que en lugar de esforzarse por hacer bien su trabajo, invierten millonarias sumas de dinero para incidir sobre lo que la comunidad debería saber según la conveniencia de ese mandatario o dirigente político. A eso se le llama ‘propaganda’, la cual es fabricada a la medida y luego defendida con todos los hierros.

Entonces esa información se divulga para favorecer al mandatario y a aquella persona que la produce. Luego se crean sofismas de distracción para desprestigiar a quienes aún defienden la verdad, o dicen defenderla según sea el caso. Con esto se genera el ambiente perfecto para pasar de agache ante su gestión, distraer la atención de la comunidad, favorecer la manipulación de procesos ante cualquier ente de control, creando un mundo virtual para esos mandatarios y sus inmediatos colaboradores, quienes tomaron la decisión de apartarse de las redes sociales para evitar ser heridos por los comentarios e informaciones divulgadas sobre su mala gestión. Es fácil, «ojos que no ven, corazón que no siente», igual dicen «la gente habla porque si o porque no», y mientras se abstraen de la realidad, simplemente le dan «tiempo al tiempo» hasta que su nefasto mandato o periodo acabe.

Mientras tanto pasan tres cosas a destacar, entre muchas otras: 1) el mandatario se enfoca en «capitalizarse» (cada quien suponga en qué y su respectivo método); 2) tiene a su haber una prensa servil y cómplice obnubilada por el poder y las dádivas recibidas; y 3) un pueblo «jodido» sumido en el atraso y en una serie de problemas sociales causados para la desatención de autoridad alguna, sometido al control ilegal de fuerzas irregulares e imposibilitado al crecimiento económico, propio de las dinámicas de lo que debería ser un departamento o municipio con condiciones de desarrollo planificadas y articuladas por políticas públicas eficaces.

Un total desastre, donde unos pocos ganan y la mayoría pierde. Esta es la ecuación que propicia una prensa al servicio de los políticos y no de la comunidad. No hay reparo en cambiar de postura si logra comprar la voluntad de aquel que usa el mal llamado «poder» de la prensa, para valerse de artimañas para doblegar al mandatario y someterlo, para luego rebajarse a peón de la misma corrupción que criticó para poder ser parte de ella.

El maestro Javier Darío Restrepo en vida promulgó una verdadera cátedra sobre la ética en el periodismo, que bien guarda similitud con el estudio de la ‘ciencia política’ o de un tratado de filosofía romana, o visto de otra forma, un manual de civismo y sentido común que le de validez a lo obvio que es actuar con valores y principios morales que se alejen de la criminalidad con que se ejerce lo público en muchos casos.

Recordaremos algunas de sus frases célebres que esperamos sean reflexivas para todos y generen un debate respetuoso pero contundente para insistir sobre la necesidad de contar con gobiernos y políticos que «sirvan» a la comunidad y no a ellos mismos. No son todos, pero si la mayoría, así que aún hay esperanza, y deberemos ser críticos y no dejarnos meter mentiras y evitar que ahora se victimicen y se muestren absortos ante lo «injusto» que se es con ellos, porque les cuesta reconocer su incompetencia y su voraz deseo de favorecerse (de cualquier manera), echándole la culpa a las circunstancias o a otros que supuestamente no los dejan gobernar, actuar o ejercer cabalmente el cargo al cual fueron elegidos. Como dice un viejo dicho popular: «cuando la partera es mala le echa la culpa al c*lo«.

#Meridiano70Editorial #JavierDarioRestrepo #EticaPeriodistica

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Written by jucebo

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