El indígena de manos callosas en el resguardo Mayasquer del pueblo pasto lloraba palpando los restos de su hijo, a quien estuvo buscando durante 11 años desde que desapareció, en medio de la selva acorralada por el conflicto armado.
Tenía 19 años en aquel 2012. Desde entonces, el padre lo estuvo buscando, cruzando la frontera entre Nariño y Ecuador. Su familia y él viven en una humilde morada en el resguardo, donde siembra plátanos, bananos y otras frutas.
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