Por Óscar Osorio Ospina
Ante la preocupación del cambio climático en el mundo, los cultivos de café comienzan a mirarse como bosques para la captura de carbono, una nueva línea de generación de recursos para los caficultores
El café es mucho más que una bebida muy apetecida en todo el mundo. En realidad, es un universo de posibilidades que apenas comienzan a explorarse, pero que representan nuevas alternativas de obtención de recursos para los cafeteros, sobre todo en tiempos como los actuales cuando las fluctuaciones climáticas han afectado la florescencia en los cultivos y ello ha repercutido en una caída en la producción en la presente cosecha.
El más reciente reporte de la Federación Nacional de Cafeteros precisa que debido a las persistentes lluvias la producción de café en octubre cayó en un 12% a ubicarse en 888.000 sacos de 60 kilos, mientras que el año pasado fue de un millón de sacos. Y en el global del año, la cosecha alcanzó los 11.6 millones de sacos, un 13% menos que el año posado cuando fue de 13.2 millones
En cierta medida, esta situación se ha aliviado gracias a la buena cotización externa y a la disparada de la tasa de cambio del dólar, aunque esto último se convierte en un factor negativo debido a su impacto en el precio de los fertilizantes necesarios para abonar los cafetales. Por ello es necesario buscarle al café nuevas alternativas, entre las cuales se destacan la captura de carbono, que se está imponiendo en el mundo, así como la utilización la biomasa del café, como la pulpa, para la elaboración de subproductos como mermeladas, pocillos, entre otros, iniciativa que ya se están explorando por parte de la Asociación de Pequeños Productores de Café de Alta Calidad de Santa Rosa de Cabal, ASORROSA.
Sobre el momento actual de la caficultura en Risaralda y Colombia, hablamos con James William Montes, presidente del Comité Departamental de Cafeteros y de ASORROSA.
¿Cómo se está presentando la cosecha cafetera en el departamento?
La cosecha cafetera, como bien se sabe, con estos dos años a dos años y medio de lluvias ha llevado a que no tengamos la cantidad de florescencia ni que tengamos los suficientes granos maduros o en la cantidad suficiente que siempre hemos tenido. Risaralda produce alrededor de cinco millones de arrobas en esta temporada, lo que nos va a llevar a que alcancemos a producir entre tres millones y tres millones y quinientas mil arrobas.
¿Esa baja florescencia afectará también la traviesa del año entrante?
Obviamente. Este invierno lo que ha hecho es que no tengamos la florescencia suficiente para que tengamos una traviesa buena el próximo año. Entonces, lo que estamos es afectados en el presente y en el mediano plazo. Y eso nos preocupa bastante.
¿La alta cotización externa del café ha aliviado en parte esta situación?
En efecto, lo único que nos ha ayudado es el precio porque esas tres millones quinientas mil arrobas a más de $200.000 eso equivale alrededor de $800.000 millones que la economía cafetera le irriga al departamento, a cada uno de sus municipios. Hay que tener en cuenta que en muchos de nuestros municipios el café representa tres o cuatro veces el presupuesto de éstos. Por ejemplo: hay municipios donde el presupuesto es de $25.000 millones a $30.000 millones anuales, mientras que la caficultura aporta de $100.000 millones a $120.000 millones, lo que hace que el café sea un motor dinamizador de la economía. En pandemia decíamos que era el mejor instrumento para seguir oxigenando la economía de Risaralda.
¿Es posible que a futuro los cafetales se vendan como bosques productores de oxígeno en el mundo?
Ese es un tema que hemos venido analizando. Nosotros no habíamos visto la caficultura en la dimensión de ser un gran captador de CO2 y hemos querido entrar en esa tónica para que nuestros cultivadores tengan otra opción de generar ingresos. Yo creo que la caficultura del departamento tiene muchas opciones, por ejemplo la captura de CO2, la monetización del Paisaje Cultural Cafetero que no hemos sido capaces de hacerlo en beneficio de nuestros caficultores y, por el contrario, muchas de las casas que fueron sustento del componente arquitectónico para que a estos 51 municipios los declararan Paisaje Cultural Cafetero -lo cual es uno de sus atributos- hoy muchas de ellas se están cayendo y a la vista de los caficultores este patrimonio ha ido desapareciendo.
¿En cierta forma el grano va a ser lo que menos importe en la caficultura, dada todas las otras posibilidades que existen?
Una de las cosas en las que personalmente he venido trabajando es decirle a la gente que tenemos que mirar más allá del café pergamino, los productores no hemos visto el café sino hasta el pergamino y no hemos aprovechado para darle valor agregado a toda la biomasa del café y la cual puede ser muy rentable. De hecho, ya se vienen haciendo ejercicios en ese sentido en muchas partes del país y la caficultura tendrá que generar mucho más valor agregado. Yo creo que, y así lo he dicho: nosotros no
hemos hecho una verdadera la industria cafetera en donde hagamos integración vertical con todo lo que nos puede dar el café, pero en eso estamos, planeando alternativas diferentes porque la caficultura tiene que evolucionar. Mire un ejemplo: Suiza exporta más café que Colombia a pesar de que no tiene ni una mata de café.
¿Qué subproductos se pueden utilizar del café?
Por ejemplo, la pulpa de café, que en nuestro caso la estamos utilizando para la fabricación de mermeladas y con el Tecnoparque del Sena hemos hecho también un vaso o un pocillo para tomar el café. Venimos también haciendo sachets porque la pulpa del café tiene muchos antioxidantes, Vitamina C, proteínas y una cantidad de cosas que por décadas hemos desechado. Y, al contrario, muchos de los caficultores lo que hacían con la pulpa era contaminar los ríos y las quebradas al arrojar a las fuentes hídricas estos subproductos a los que hoy les estamos viendo y dando un valor fundamental para generar nuevos ingresos.
Captura de carbono
Hoy miles de pequeños productores tienen la posibilidad vender sus capturas de carbono en el mercado internacional, a través de la plataforma ACORN, un desarrollo del banco holandés Rabobank, con la tecnología de Microsoft y la implementación en campo por parte de Solidaridad, que les generará ingresos adicionales, en compensación por los servicios brindados para mitigar el cambio climático.
En la primera transacción de la plataforma en Colombia 674 caficultores se beneficiaron con pagos tras lograr remover 5.493 toneladas de CO2 de la atmósfera, mediante la implementación de agroforestería en sus cultivos de café.
Actualmente una hectárea con agroforestería puede llegar a capturar en promedio 5 toneladas de CO2 al año. El cliente paga por cada tonelada un precio mínimo de 20 euros, de los cuales el productor percibe el 80%. El 20% restante se emplea en la administración y operación de la plataforma, por parte de Rabobank y de Solidaridad.
Los bonos generados, conocidos como CRU (Carbon Removal Units) son altamente apetecidos por grandes empresas a nivel global, que están interesadas en compensar sus emisiones inevitables de CO2. Es el caso de Microsoft, primer cliente de la plataforma, quien no solo proporcionó la tecnología para el desarrollo de ACORN, sino que acorde con su compromiso a 2050, de eliminar de la atmósfera el equivalente a todas las emisiones de carbono que han emitido desde 1975, se ha dado a la tarea de encontrar estrategias para eliminar 6 millones de toneladas de carbono para 2030 y 24 millones más entre 2030 y 2050.