En las próximas semanas se conocerá la hoja de ruta que seguirá el Gobierno Nacional para hacer frente a la desaceleración que se vive hace varios meses, tiene en rojo sectores importantes como la industria y el comercio y se ha caracterizado por una caída constante de la inversión; aunque se debe reconocer que la dinámica económica ha resistido más de lo que se esperaba en las proyecciones.
Dicha tarea quedó en manos del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), entidad que recientemente dijo que el plan se puso en marcha desde finales de julio y que el compilado final de estrategias se presentará en octubre, puesto que actualmente se encuentran articulando las más de 150 propuestas que recogieron en sus conversaciones con autoridades regionales, academia y los gremios.
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Mientras tanto, las opiniones sobre los caminos que hay que tomar siguen llegando. En esta oportunidad el turno fue para la Universidad de los Andes, que puso sobre la mesa tres caminos que se deben incluir en el proyecto de reactivación; teniendo en cuenta que aunque la economía de Colombia recuperó su tendencia pre-pandemia en 2021, desde el cuarto trimestre de 2022 ha estado en negativo y sin signos de mejora.
PIB e inversión
Antes de mencionar sus propuestas, los investigadores del Centro de Estudios sobre Desarrollo Económico (Cede) señalaron que el frenón que vive la economía debe revisarse desde la disparidad de los componentes del Producto Interno Bruto y la brecha que muestra la inversión desde el sector privado y público y que están marcando los renglones que requieren especial atención.
“A partir de 2021 el consumo de los hogares se mantiene por encima de su tendencia de largo plazo y el gasto gubernamental cerca de la suya. Otro es el panorama de la inversión, que a lo largo de ese periodo ha estado por debajo de tendencia y han ampliado esa brecha negativa desde 2022. Es decir, el deterioro de la inversión explica por qué el mayor gasto de los hogares no se ha materializado en un crecimiento del PIB decididamente positivo”, indicaron en el estudio.
En este sentido indican que la inversión ha estado rezagada desde 2015, cuando la caída en los precios de los commodities marcó el fin de un auge económico y desde entonces, la brecha se ha profundizado en 2023 y 2024, particularmente en edificios, estructuras, y vivienda, mientras que la inversión en maquinaria y equipo muestra una caída menor. Debido a esto concluyen que la minería y la construcción son los sectores más afectados.
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“Entre los sectores que podrían contrarrestar esos frenos por su importancia en el PIB, sólo la administración pública (15,5% del PIB) está por encima de la tendencia, alrededor de 5,6 puntos porcentuales. Otros sectores con comportamiento positivo frente a su tendencia pre-pandemia son la agricultura y el sector de arte y entretenimiento, destacándose los casi 60 puntos porcentuales por encima de tendencia en este último sector: este dato, ahora por el lado de la oferta, es la contracara del incremento en gastos de recreación y cultura destacado anteriormente”, acotaron.
Con todo lo anterior advirtieron que “el peso relativamente bajo de ambos en el PIB (6.2% de la agricultura y 3.2% del arte y entretenimiento) limitan considerablemente el crecimiento agregado que se puede apalancar en estos sectores”.
Tres caminos
Tras analizar lo que viene sucediendo con la dinámica económica, el Cede propone tres caminos para superar el bache, comenzando por fomentar la inversión para impulsar sectores estratégicos como la construcción y las obras civiles, que desde su perspectiva han mostrado una brecha significativa frente a la tendencia de años atrás y podrían superarse con una alianza inteligente entre Gobierno y privados.
“Una reactivación adecuada del sector de construcción podría tener otros efectos positivos, como reducir el déficit de vivienda y, con esto, la pobreza multidimensional y sentaría las bases de un crecimiento económico sostenido en el futuro; sentando las bases para ganar competitividad en el mercado regional y convertirse en un destino atractivo para la inversión”, resaltaron los académicos.
Otra vía importante que el país debe revisar es la reactivación de sectores clave como la minería, la industria, y el comercio, que para la Universidad de los Andes presentan una caída notable en su desempeño y tienen un peso considerable en el PIB, por lo que su recuperación es fundamental para revertir la desaceleración económica.
Los investigadores también resaltaron la necesidad de diversificar la economía colombiana más allá del sector primario, punto en el que recordaron que el país ha dependido de los commodities a lo largo de la historia y esto lo ha dejado vulnerable a fluctuaciones en los precios internacionales.
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“El primer factor detrás de la actual depresión de la inversión respecto a su tendencia es histórico y relacionado con la caída en los precios de los commodities después del mencionado boom. Parece, entonces, reflejar la incapacidad que tuvo la economía para aprovechar ese auge para construir fuentes de crecimiento e inversión por fuera del sector primario”, explicaron, al tiempo que sostienen que debido a esto es necesario desarrollar nuevas fuentes de crecimiento.
Sobre las alternativas que podrían ser atractivas de cara a un crecimiento sostenido, plantearon opciones como los sectores tecnológicos, energías renovables y servicios modernos podría aumentar la resiliencia de la economía frente a crisis externas y garantizar un crecimiento más estable.
Por último dieron un vistazo a la ley de financiamiento y manifestaron que sus planteamientos no muestran con claridad que aporten a la reactivación económica, y en particular para la prioritaria necesidad de reactivar por la vía de dinamizar la inversión.
“De hecho, podrían tener el efecto opuesto, especialmente si se minan la sostenibilidad fiscal o su credibilidad. Por supuesto, mayor espacio del gasto público que proveería una aprobación de la actual ley de financiamiento puede también ayudar por sí mismo a impulsar la economía desde la demanda pública”, concluyeron.