Conforme transcurren los días del 2025 y se empiezan a acomodar las cargas económicas y geopolíticas, tanto en el mercado local, como en los escenarios internacionales, los bancos, analistas e investigadores económicos le siguen apostando porque será un período de crecimiento modesto y retos constantes que hay que sortear con mucho cuidado.
En esta oportunidad el turno fue para el banco brasileño Itaú, donde sostienen que América Latina inicia el 2025 con dinámicas económicas variadas entre sus países, en las que economías como Chile, Perú y Colombia muestran señales de recuperación tras desaceleraciones en 2024, mientras México y Brasil enfrentan una moderación en su crecimiento, al tiempo que descarta de tajo la posibilidad de recesión.
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Portafolio conversó con Andrés Pérez, economista Jefe para América Latina (ex Brasil) de Itaú, quien dejó claro que la región no experimentará por ahora una variación negativa de su Producto Interno Bruto, pero que las tasas de crecimiento serán menores, reflejando ajustes macroeconómicos en un contexto de desafíos globales y locales.
“No está mal decir que los resultados nos avizoran más bien es una moderación del crecimiento, que era lo que ya se estaba esperando, aunque es importante decir acá que no estamos proyectando una recesión en estas economías, dado que seguirán creciendo, aunque a tasas algo más bajas. Es una desaceleración en el crecimiento en variaciones anuales”, explicó.
El Banco Itaú actualizó recientemente sus proyecciones macroeconómicas para América Latina y allí advierte que el paso de crecimiento seguirá mejorando. No obstante, resalta que persisten los riesgos en el horizonte y que no se puede cantar victoria todavía, puesto que la transición se mantendrá por lo menos hasta que acabe esta vigencia.
Uno de estos riesgos es la inflación, punto en el que explicó que a pesar de los avances en la adopción de esquemas de metas inflacionarias y libre flotación cambiaria, algunos choques económicos persistentes han generado mayores presiones inflacionarias, como está pasando en Chile con la depreciación de su moneda y ajustes en tarifas eléctricas llevaron a una inflación mayor a la esperada en 2024.
“Varias economías de la región han adoptado el esquema de metas de inflación con libre flotación cambiaria. Esto es algo que ha ganado relevancia durante los últimos 10 años. Yo creo que este ha sido un marco que ha logrado suavizar los choques, ha logrado anclar las expectativas de inflación en términos generales y ha funcionado. Sin embargo, es un indicador que se debe seguir de cerca”, acotó.
Dicho esto, Andrés Pérez no descarta que hacia adelante, los bancos centrales mantengan un enfoque cauteloso para anclar expectativas y estabilizar los precios, lo cual será un factor clave para que el crecimiento siga limitado por un tiempo más. Debido a esto, sugirió que se debe ser paciente y revisar cualquier cambio que se pueda aprovechar.
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“Si bien las condiciones financieras internacionales aún son estrechas, hay que recordar que el mundo sigue creciendo a tasas relativamente elevadas, en torno al 3%, con Estados Unidos todavía con un impulso muy relevante. Entonces, yo creo que el viento que tenemos desde afuera, por el lado de
Crecimiento y regla
En su charla con Portafolio, el economista Jefe para América Latina (ex Brasil) de Itaú, también habló sobre lo que viene para Colombia y los frentes a cuidar, destacando que la recuperación será moderada y estará marcada por datos modestos en los balances durante este año y una estrecha dependencia de la regla fiscal.
“Acá debemos sincerar que la actividad económica durante el año 2024 estuvo mejor a lo que se esperaba. La economía habría crecido en torno a 2%, y para este año, el año 2025, esperamos una moderada aceleración del crecimiento con un crecimiento en torno a 2,4% de cara al cierre. Todavía, eso sí, algo por debajo del potencial de la economía que diversos estudios estiman en torno a 3%”, sentenció.
Entre tanto, si bien reconoce que hay signos de estabilización, agrega que persisten retos como un consumo privado restringido y un bajo dinamismo en la inversión. Frente a esto manifestó que la demanda externa, especialmente desde Estados Unidos, y la reactivación de sectores como el comercio y la construcción, serán factores clave para impulsar un repunte en el mediano plazo.
“Intentando plasmar esta discusión en términos de oportunidades y desafíos, si Estados Unidos sigue creciendo como lo está haciendo, eso puede ser positivo en términos de un mayor impulso externo para nuestras economías, pero también hace la vida difícil pensando en que un crecimiento mayor en Estados Unidos eleva la probabilidad de que la reserva federal no baje tasas durante este año”, dijo Pérez.
Aunque espera vientos a favor desde gigantes económicos como los Estados Unidos, este analista puso sobre la mesa que el mercado de divisas podría llevar a presiones para el crecimiento, provenientes del precio del dólar, que se sientan en los rubros que hacen parte de la demanda de importaciones.
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“La inflación en Colombia continúa siendo un foco de atención para la política económica. Aunque se espera una tendencia descendente hacia las metas del Banco de la República, el ajuste será más lento de lo previsto debido a las presiones cambiarias y los aumentos en costos de servicios públicos. Las decisiones de la autoridad monetaria seguirán siendo conservadoras, priorizando la estabilidad de precios y la credibilidad del marco macroeconómico, mientras el gobierno busca un balance fiscal sostenible”, señaló.
Por último, este analista también se refirió a los riesgos que corre Colombia en materia fiscal e indicó que aunque las proyecciones indican que se logró mantener esta meta en 2024, los retos fiscales siguen siendo significativos.
En este sentido destacó que la presión por equilibrar las cuentas públicas, en un contexto de menor crecimiento y menor recaudo, es un elemento de la economía que no se debe tomar a la ligera y requiere continuar implementando políticas que garanticen la sostenibilidad fiscal a mediano y largo plazo.