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¿Los desalojados no tienen derechos?

¿Los desalojados no tienen derechos?

Es increíble conocer cómo después de un cuestionado procedimiento, los ciudadanos se ven vulnerados por quienes les prometieron defenderlos.

Después de que hace 13 días se concluyera, no por ambas partes, sino solo por la Alcaldía de Dosquebradas, un proceso jurídico que duró tres años sobre la ocupación de un terreno por parte de unas 20 familias que vivieron en el lugar entre 10 y 25 años, la condición de las mismas, no puede ser peor.

La improvisada cocina es un peligro sobre todo para niños y adultos mayores.

Los llevaron a una cancha

El Campestre B fue el barrio vecino de quienes perdieron su hogar, cada tanto debían presenciar los intentos de las autoridades por sacarlos, se vieron afectados también por el uso de gas lacrimógeno en determinada ocasión y perjudicados cuando en la última diligencia les negaron el derecho a la movilidad hacia sus viviendas.

En ese lugar existe una especie de polideportivo, allí fueron trasladados desde el mismo 5 de marzo primero los adultos mayores, después los niños, los enseres y por último llegaron los adultos para descubrir que debían improvisar una cocina sin forma de lavaplatos, que casi toda la insulina de los diabéticos se había echado a perder, porque conectaron una nevera que congela igual arriba que abajo y que para colmo de males debían ver como los funcionarios comían hamburguesa en frente de ellos que no habían probado bocado en todo el día, mientras les escuchaban decir ‘mañana les solucionamos lo del agua’.

“Nunca vinieron a solucionar ese tema, los platos hay que lavarlos en uno de los lavamanos, también nos dijeron que nos iban a poner una lona para aislar el frío y para que no se viera todo desde la calle, pero finalmente nosotros tuvimos que instalarla”, explica Santiago Castro, uno de los habitantes del albergue.

Todas las canales están rotas y aunque se han enviado los videos de las inundaciones, nadie se manifiesta.

Albergue por cárcel

Varias mujeres que no quisieron revelar sus nombres se quejaron: “Nos apagan la luz a las 11:00 de la noche y cuando nos levantamos a despachar los niños para el colegio no nos la ponen, todo lo tenemos que hacer con una linterna”, parecen relatos de las condiciones de Oriente Medio o refugiados de un conflicto y no ciudadanos que pagaron impuestos por muchos años y que esperan un  subsidio que está como demorado.

En medio de la entrevista, la guarda de seguridad se acercó a preguntarnos quién nos había dado autorización para ingresar ¿Cómo así? La comunidad llamó a la prensa y hasta que se sabe, ya que no se puede hacer ejercicio en el lugar, no se estaba cometiendo una contravención en el espacio.

Y así como en las prisiones en donde el consumo de sustancias es pan de cada día, estas familias deben soportar a muchos consumidores que llegan para fumar o inyectarse al otro lado de la malla, sin importarles que los niños deben ser testigos de este desorden. “Le hemos pedido a la Policía que por favor los retire, pero no ha pasado nada con eso tampoco”, dice Castro.

Otra promesa y el clima

Se les prometió por parte de la Alcaldía, cinco carpas y nada, deben recoger muy temprano los colchones para que no se vea tanto desorden, pero como afirma el relator de esta situación “Hay noches en que el frío es impresionante. Nadie apareció con las cobijas y los colchones que prometieron”.

Como si todo lo nombrado anteriormente fuera poco, está la amenaza constante de un aguacero y con la canal en pésimo estado ya les ha tocado sacar bastante agua, como sucedió el viernes pasado y lo que más temen es el recrudecimiento del invierno en esa situación o un chubasco en plena madrugada que no les de tiempo y les moje los colchones.

Aquí se observan sacando el agua antes de que llegue a la zona de los colchones.

El 15 de marzo se le pidió un pronunciamiento sobre esta situación en la que se vulneran varios derechos a la secretaria de Gobierno July Andrea Gálvis, pero ni ella, ni quien hace las veces de asistente, contestaron, como tampoco han contestado las solicitudes Personería y Secretaría de Salud que les hizo visita y tienen por escrito las peticiones de la comunidad para un acceso al agua potable para los alimentos más digno que llevar una olla al baño.

Dato

Los vecinos les dicen que son descarados, porque siguen ahí cuando les dieron $80 millones por familia. “Si tuviéramos esa plata, no estaríamos aquí”.

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Written by jucebo

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