Tan solo 12 años tenía Roberto González cuando unos tipos lo amordazaron en la calle, lo secuestraron dentro de una camioneta que daba vueltas sin rumbo fijo por las vías de Barranquilla y lo torturaron dándole martillazos en su cabeza.
Sin darle la oportunidad de defenderse y explicar lo sucedido, arremetieron de manera violenta contra él acusándolo por el supuesto robo de una caja de herramientas. Pensó que así iba a morir: con orificios en su cráneo producto de los golpes…