Durante años, el petróleo se ha posicionado como uno de los pilares de la economía colombiana. Esto considerando el impacto que tiene en indicadores como las exportaciones, el Producto Interno Bruto (PIB), la inversión extranjera y la generación de empleo.
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Para dimensionar un poco mejor el rol que juega este combustible en las finanzas, de acuerdo con la firma de servicios financieros Skandia, desde los 90, este ha representado cerca del 40% de las exportaciones del país. En cuanto a crecimiento, el petróleo corresponde, aproximadamente, al 3,5% del PIB.
Este hidrocarburo también constituye una fuente de ingresos importante, los cuales provienen en su mayoría de Ecopetrol, la petrolera estatal. Para que se haga una idea, según datos del Ministerio de Hacienda, en 2023, la empresa transfirió a la Nación cerca $58 billones ($22 billones en dividendos, $26 billones en impuestos y $10 billones en regalías).
Y si bien estos datos son significativos, la alta dependencia al petróleo puede tener impactos tanto negativos como positivos. Esto considerando la volatilidad de los precios internacionales.
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Petróleo
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¿Por qué? Cuando los precios del petróleo se incrementan, la economía nacional experimenta un incremento en sus ingresos, lo que se traduce más inversión para el sector energético; un aumento en el gasto en infraestructura y salud; un incremento en la inversión extranjera y más empleos.
Pero, si el valor cae, esto puede generar el efecto contrario. Es decir, un aumento en el déficit fiscal, menos inversión en industrias relacionadas con el sector energético, un incremento en los ajustes fiscales, entre otros impactos.
Skandia señala que algunas de las acciones que podrían contribuir a reducir las consecuencias de esta dependencia incluyen la diversificación de la economía, el fomento al desarrollo de sectores alternativos, políticas fiscales enfocadas en la adaptación de los precios internacionales y destinar recursos a nuevas fuentes de energía.
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