En aquel 1990, Luz Mery Tristán, pereirana de nacimiento y vallecaucana de corazón, había hablado de uno de sus grandes sueños: ganar un título mundial de patinaje.
Dos horas después levantó los brazos. Estaba emocionada, en medio de lágrimas, al portar orgullosa la medalla de oro en los 5.000 metros por puntos.
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Para lograrlo se había preparado desde que se puso sus primeros patines para recorrer…