Por: Antonio Colmenares
Los fenómenos de inundaciones y olores pestilentes se ‘normalizaron’ en San Andrés.
Las bocas del alcantarillado expulsan aguas grises con olor nauseabundo por todos los sectores de la isla, con escasas excepciones.
Aparte, los habitantes, raizales y residentes, deben rogar para que las personas encargadas pongan a funcionar las plantas de bombeo para que baje el nivel de las aguas, al menos para salir a pie por los bordes.
Las entidades encargadas parece no tener ningún diseño de solución, empezando por la Corporación Ambiental -Coralina- que debe velar por la Reserva de Biosfera Seaflower, que empieza por la salubridad de los sectores poblados.
Después está la operadora Veolia que siempre tiene más disculpas que soluciones y claro la Administración Departamental que debe, a través de la Secretaría de Servicios Públicos, presionar a la operadora para que cumpla con lo estipulado en un contrato que fue extendido a través de un Otrosí que no ha sabido honrar.
Dura realidad
Lo más sensible de este fenómeno es que cada día se hace más grande el problema.
Hoy en día con cualquier intensidad de lluvia se forman charcos gigantescos, malolientes, imposibles de superar por los bordes y los transeúntes deben caminar por entre las aguas inmundas.
Si las autoridades no actúan de inmediato la problemática tiende a extenderse y por eso desde los sectores más afectados los líderes comunales instan al gobierno departamental para que ejerza control y obligue a los contratistas a que cumplan sus compromisos.