Más de 30 pequeños mineros de Unión Panamericana, reconocidos actualmente como Área de Reserva Especial, están en proceso de obtener su Contrato de Concesión Minera con la Agencia Nacional de Minería (ANM), lo que significa un hito muy importante en su proceso de formalización.
En el pasado reciente, los pequeños mineros recibieron el apoyo de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional USAID, a través del Programa Oro Legal, y en la actualidad reciben el acompañamiento de la Corporación de Centros Regionales de Servicio, CORCRESER, que nació al amparo de esta organización de cooperación internacional.
El proceso se inició desde antes del año 2016, cuando el Consejo Comunitario de Comunidades Negras de Unión Panamericana (Cocomaupa), en el marco de Convenios entre el IIAP y el Ministerio de Minas y Energía, presentaron a consideración de la Agencia Nacional de Minería (ANM) la opción de acceder a un proceso de formalización a través de un Área de Reserva Especial. Posteriormente el proceso fue tomado por el Programa Oro Legal, que apoyó la elaboración del Programa de Trabajos y Obras (PTO) y el Estudio de Impacto Ambiental (EIA), así como todos los costos derivados de su evaluación.
Finalmente, El PTO fue evaluado y aprobado, lo que significa que en un corto tiempo los mineros podrán tener su Contrato Especial de Concesión Minera.
Chocó cuenta con el primer centro de conocimiento y servicios mineros.
En plena actividad se encuentra el primer Centro de Conocimiento y de Servicios Mineros (CCSM), ubicado en el corregimiento de Angostura, municipio de Tadó, Chocó, el cual es considerado como el epicentro de la generación de conocimiento y el entrenamiento técnico para los pequeños mineros.
El CCSM, que fue donado por USAID y fortalecido con la alianza entre la comunidad negra de Asocasan y la Corporación de Centros Regionales de Servicio (Corcreser), está consolidando sólidas alianzas con instituciones académicas, ambientales y mineras, con el fin de brindar servicios de calidad a sus usuarios.
Este es un claro ejemplo de cómo los recursos de cooperación, y el firme compromiso de una comunidad, pueden hacer realidad un sitio estratégico que, además de instruir sobre las buenas prácticas mineras, apalancará el desarrollo socio económico de la región.
