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Inmediatamente de su entrega al Centro de Fauna, se inició su proceso de incubación, el cual consta de una estructura con hojarasca, sustrato de arena y piedra, condiciones donde las babillas hacen sus nidos normalmente y les proporciona el calor que necesitan para este periodo. Durante este mes, los huevos permanecieron cubiertos con estos materiales, protegidos de depredadores y se mantuvieron bajo humedad y temperatura controlada.
Los huevos rescatados tenían un grado de madurez amplio, demorando sólo un mes para el nacimiento de las primeras nidadas y al emitir su sonido característico, los biólogos y veterinarios, del Centro de Fauna, realizaron la tarea de sacarlos poco a poco, como lo haría la madre en su modo natural.
“Se realiza una inspección de mañana y tarde, para observar cuales están en movimiento, desarrollados, cuales han salido por si mismo o necesitan una pequeña ayuda, partiendo el cascarón. Lo que hacemos en ese momento, es hacerles una desinfección pequeña en el ombligo y luego los llevamos a un espacio, que simula el ambiente con lo que se van a encontrar en el medio natural. Las babillas desde pequeña están acostumbradas a valerse por si misma y se alimentan de renacuajos, insectos, invertebrados pequeños, por lo que una vez estén más desarrolladas las liberaremos en su hábitat” Afirmò Walberto Naranjo, Veterinario y Coordinador del Centro de Atenciòn, Valoraciòn y Rehabilitaciòn de Fauna Silvestre de CORPAMAG
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Las babillas son de gran importancia para los ecosistemas,
ayudando a controlar la sobrepoblaciòn de peces y plagas en distintos sectores. Estos animales se encuentran actualmente en amenaza, ya que son cazados para vender de manera ilegal su piel, su grasa, su carne y trafican sus huevos, colocando en peligro a la especie.