En el mapa de la responsabilidad social y los planes de sostenibilidad del sector privado, son claves las inversiones de las fundaciones familiares y empresariales, las cuales el año pasado superaron los $1,18 billones, unos US$260 millones.
Así lo concluye un informe de la Asociación de Fundaciones Familiares y Empresariales (AFE), que agrupa 85 de las organizaciones filantrópicas más importantes del país y en el cual se evidencia el impacto de la cooperación privada en comunidades vulnerables y en diferentes áreas sociales.
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En total, estas instituciones que hace parte de AFE desarrollaron más de 800 proyectos durante el año pasado con un cubrimiento en los 32 departamentos del país.
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Por su parte, las personas atendidas alcanzaron los 6,4 millones de personas de manera directa, en tanto que sumaron 11,5 de forma indirecta.
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Según Aura Lucía Lloreda, directora ejecutiva de la AFE, “las fundaciones familiares y empresariales han demostrado que su capacidad de apalancar y ejecutar recursos de cooperación privada impulsa la prosperidad compartida en Colombia”.
La directiva agregó que “estas organizaciones han trabajado por décadas en los territorios de manera articulada con las poblaciones atendidas, los gobiernos, las empresas y la cooperación internacional, aportando a la superación de retos sociales que enfrentan las comunidades vulnerables”.
Las áreas de trabajo
Cabe resaltar que el 30,8% de los recursos de cooperación privada de estas organizaciones fueron invertidos en programas relacionados con educación, siendo el foco de atención de la mayoría de estas organizaciones (66) vinculadas a AFE.
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En el campo educativo, estas entidades han abordado áreas de trabajo como acceso, calidad, infraestructura, becas, convivencia escolar, fortalecimiento de capacidades institucionales, procesos de aprendizaje y tecnología e innovación.
Al rubro de educación le siguen proyectos de salud (25,4 %) y generación de ingresos (12,8 %).
Educación
En el primero trabajan 35 instituciones y en el segundo otras 59. Otros campos en los que se concentran estas organizaciones filantrópicas tienen que ver con hábitat, medio ambiente y sostenibilidad; cultura, recreación y deporte, desarrollo rural, y democracia y participación.
En cuanto a la distribución territorial de los proyectos, la mayoría tiene presencia en la región Pacífico (264), seguida por el Caribe (225), regiones que a su vez presentan los mayores índices de pobreza multidimensional que calcula el Dane.
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“Para la AFE, la prosperidad compartida es un concepto amplio que consiste en que la generación de riqueza en una sociedad debe apalancar esfuerzos concretos y multidimensionales para enfrentar la desigualdad e inequidad en el país”, explicó Lloreda.
“En ese sentido, y a la luz de estos resultados, estamos convencidos de que es factible la construcción de un país más equitativo, inclusivo y sostenible, a partir de articular y potenciar las fundaciones familiares y empresariales” concluyó.
CONSTANZA GÓMEZ GUASCA
Periodista de Portafolio
