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Paz total en Colombia: explosión en Popayán y Norte de Santander

Los recientes atentados en Popayán y Cúcuta reflejan la persistente violencia en Colombia, recordando que, a pesar de los esfuerzos por la paz, las comunidades siguen enfrentando el temor y la inseguridad.


En los últimos días, dos incidentes de gran magnitud con explosivos han sacudido a dos regiones de Colombia: Popayán, en el Cauca, y Cúcuta, en Norte de Santander. Estos atentados reflejan la creciente preocupación por la seguridad en el país y el recrudecimiento de la violencia asociada con diversos grupos armados ilegales.

Explosión en Popayán

El 19 de febrero de 2025, un ataque sin precedentes estremeció la ciudad de Popayán, en el suroeste de Colombia. En esta ocasión, el blanco fue el Centro de Detención Laura Valencia, ubicado en el centro de la ciudad, que fue atacado mediante el uso de drones artillados.

Los drones, cargados con explosivos, fueron enviados hacia la infraestructura penitenciaria. A pesar de la magnitud del ataque, afortunadamente no se reportaron víctimas. Las autoridades locales han indicado que el objetivo parece haber sido afectar la seguridad de los centros de reclusión, posiblemente como parte de una campaña de intimidación o para liberar a miembros de grupos armados que pudieran estar detenidos.

Aunque no se ha confirmado el grupo responsable, la utilización de drones como vehículos para lanzar explosivos es una táctica cada vez más común entre los grupos guerrilleros y narcotraficantes, lo que resalta el creciente peligro de las nuevas tecnologías en el ámbito del conflicto armado en Colombia.

Violencia en Cúcuta

Por otro lado, en el noreste del país, en Cúcuta, Norte de Santander, una serie de atentados similares encendieron las alarmas de seguridad. El 20 de febrero de 2025, un carro bomba explotó en el peaje La Parada, ubicado en Villa del Rosario, un municipio cercano a la frontera con Venezuela. El ataque dejó al menos cinco personas heridas, quienes fueron trasladadas a hospitales de la región.

La explosión destrozó la infraestructura del peaje, y el impacto fue tan fuerte que se reportaron daños materiales en varios edificios cercanos. Este acto de violencia no solo afectó a las personas directamente involucradas, sino que también sembró el miedo entre los habitantes de la región fronteriza.

El atentado en el peaje es parte de una serie de ataques armados ocurridos en los últimos días en Cúcuta y sus alrededores, que incluyen rafagas de fusil y otros enfrentamientos armados. Los analistas de seguridad señalan que estos actos de violencia podrían estar vinculados con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), un grupo guerrillero que tiene una fuerte presencia en el Catatumbo, una zona de Norte de Santander que ha sido históricamente escenario de enfrentamientos y disputas entre diversos actores armados ilegales.

En Cúcuta, el 19 de febrero, un ataque con explosivos a un CAI policial se sumó a las explosiones en el peaje de Villa del Rosario, dejando varios heridos y sembrando el miedo en la región. También se registró un hostigamiento armado contra una unidad de la Policía Nacional en el municipio de Los Patios, ubicado cerca de la ciudad. Un grupo de aproximadamente 20 hombres armados disparó ráfagas de fusil y lanzó explosivos, lo que generó pánico en la población local. Afortunadamente, el ataque no dejó víctimas mortales, aunque algunos agentes resultaron heridos.

Este hostigamiento es parte de una serie de ataques que han aumentado en la región, reflejando la creciente tensión y violencia en el noreste de Colombia, particularmente en zonas fronterizas como Norte de Santander, donde los grupos armados ilegales siguen disputándose el control territorial.

La paz total en Colombia

Ambos atentados en Popayán y Cúcuta subrayan la persistencia de un conflicto armado que aún se libra en varias regiones del país, a pesar de los esfuerzos del gobierno colombiano por lograr acuerdos de paz con los grupos insurgentes y desmantelar a los carteles de narcotraficantes.

La frontera colombo-venezolana es una de las áreas más complejas y volátiles del país. Grupos armados ilegales, como las disidencias de las FARC, el ELN, y bandas criminales asociadas al narcotráfico, se disputan el control de las rutas de tráfico de drogas, extorsionan a la población y enfrentan constantemente a las fuerzas de seguridad.

En los últimos años, la presencia de drones en los ataques, la utilización de explosivos en zonas urbanas y el aumento de los enfrentamientos en áreas rurales han mostrado cómo la violencia se ha sofisticado, dificultando aún más la tarea de las autoridades en términos de seguridad y mantenimiento del orden público.

Las autoridades de seguridad y la fuerza pública han condenado enérgicamente los atentados en Popayán y Cúcuta, comprometiéndose a aumentar la presencia de las fuerzas militares y a implementar medidas para desarticular a los grupos armados que operan en estas zonas. Sin embargo, la respuesta a estos grupos sigue siendo un desafío constante. En Popayán, se ha anunciado una investigación exhaustiva sobre el uso de drones, mientras que en Cúcuta se está reforzando la seguridad en áreas estratégicas cercanas a la frontera.

Por otro lado, la comunidad internacional también ha mostrado su preocupación por la situación de seguridad en Colombia. Países vecinos y organizaciones de derechos humanos instan al gobierno colombiano a redoblar sus esfuerzos para garantizar la protección de los civiles y la lucha contra la violencia estructural que afecta a tantas regiones.


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Written by jucebo

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