Comprar un carro, bien sea nuevo o usado, siempre ha sido, es y será una alegría de dimensión familiar que a veces se ve empañada porque en las cuentas para que el carro quede a nombre propio se olvidó sumar las de los mantenimientos que exige todo vehículo, sin importar su edad.
Y no se está hablando de ese ‘corrientazo’ que recorre el cuerpo cada vez que el indicador de gasolina exige una nueva ‘tanqueada’, pues este es el más evidente y anticipable por la necesidad que…