La Fundación Sayer, radicada en Santander y que se dedica a recoger plantas de diferentes pisos térmicos del país para extraer sus propiedades y mejorar la salud del ser humano, dejó de utilizar los productos provenientes del páramo de Santurbán a la altura del corregimiento de Berlín, en Tona, por tener, al parecer, trazas de metales pesados y que son perjudiciales para el hombre como cadmio, Zinc y mercurio.
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